La presencia y actividades de las disidencias de las Farc y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Tibú, Norte de Santander, generan inquietud sobre la soberanía y la seguridad en la región.
En el municipio de Tibú, Norte de Santander, se ha registrado un hecho inusual y perturbador. Miembros del frente 33 de las disidencias de las Farc y del ELN han asumido roles de autoridad al inaugurar una carretera y un puente en las veredas Barrancas y Chiquinquirá. La ausencia de las fuerzas del Ejército Nacional y la Policía plantea preguntas preocupantes sobre la soberanía y la seguridad en la zona.
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Los eventos, ampliamente difundidos en las redes sociales, muestran el poderío y la influencia que estas organizaciones han adquirido. La entrega de estas obras tuvo lugar el 27 de mayo, coincidiendo con el aniversario número 59 de la fundación de las extintas Farc. La presencia de numerosos miembros de la comunidad observando con atención resalta la gravedad de la situación.
Las obras, presentadas en un cartel como “un sueño hecho realidad”, prometen beneficios para más de 12 comunidades de la región. Según Andrey Avendaño, comandante de las disidencias de las Farc que presentó las obras al público, estos proyectos se lograron gracias a “la determinación y la entrega”.
Durante el evento, Avendaño reconoció a los miembros del ELN como “hermanos de lucha”. Este gesto de solidaridad entre los grupos resalta los vínculos entre estas organizaciones criminales que operan con impunidad, especialmente en regiones fronterizas como Tibú, que alberga a aproximadamente 36,000 habitantes y se ha convertido en un bastión para estos grupos.
Además de la inauguración de la carretera, se realizó un partido de fútbol entre los insurgentes y la comunidad local. Estos actos de camaradería y generosidad parecen estar diseñados para ganar el apoyo de la población, mientras que las autoridades nacionales y locales se mantienen sorprendentemente calladas.
No es la primera vez que estos grupos guerrilleros demuestran su control en la región. En julio de 2022, se observó a las tropas de las disidencias patrullando las calles de Tibú con los rostros cubiertos. En abril de 2023, miembros del ELN se fotografiaron con niños en el parque central de Tibú, lo que generó indignación a nivel nacional.
El municipio de Tibú ha sido escenario de varios episodios de violencia en el último año. En mayo de 2023, el ELN se atribuyó la responsabilidad de un atentado que dejó tres muertos y varios heridos. El ataque fue dirigido contra una caravana de la Fuerza Pública que se desplazaba por las vías de Norte de Santander.
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