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viernes, 26 julio, 2024

    Las neurociencias aplicadas al desarrollo humano

    El cerebro debe sintonizar su pensamiento en la construcción de posicionamiento pensante y analítico.

    La persona, debe tomarse la tarea de hacer ejercicios mentales sobre sus fortalezas y debilidades.
    Foto: Ludys Ovalle Jácome

    Decía Hipócrates (460ac-370ac) que “Los hombres deben saber que el cerebro es el responsable exclusivo de las alegrías, los placeres, la risa y la diversión, y de la pena, la aflicción, el desaliento y las lamentaciones. Y gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabiduría y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido”.

    Como introducción a lo planteado por el médico griego, Hipócrates, es importante analizar que el desarrollo del ser humano nace precisamente en el cerebro, de cómo lograr que el cerebro a través del pensamiento tome el posicionamiento necesario para que la persona tenga esa capacidad interna y externa de su desarrollo.

    Ser el artífice principal unido al centro universal que muchos denominan energía, cosmos, inicio, sublimación y convencimiento o fe y otras personas lo traducen como la unión con el anciano de los tiempos o el dueño de la vida.

    El cerebro debe sintonizar su pensamiento en esa construcción de posicionamiento, pensante, analítico y desarrollador para que sus ideas crezcan como fruto, se profundicen y cristalicen sus sueños o deseos más profundos. Es decir que los pensamientos deben avanzar siempre en una prospectiva y visión del bien.

    Realmente la mayoría de la gente logra comunicarse muy poco, transciende levemente y su profundización en sí mismo es de corto vuelo. Por ello es necesario que el cerebro recree el posicionamiento de su pensamiento, para que logre las metas y propósitos.

    En virtud de lo anterior, la persona, debe tomarse la tarea de hacer ejercicios mentales sobre sus fortalezas y debilidades, el antes y el ahora y proyectar su cerebro hacia el después, el ser, llegar a ser o querer ser.

    Es necesario este ejercicio para reflexionar sobre los sentimientos, carencias, afectos, comunicar lo que sentimos y pensamos, es un buen inicio para resolver los problemas que nos rodean.

    El individuo por naturaleza utiliza su propio caparazón mental que se refleja en problemas afectivos, biológicos y químicos (sintomáticas en enfermedades y crisis mentales); desconociendo que la comunicación es la catarsis para comenzar a resolver. De eso se trata el posicionamiento cerebral, ajustar el pensamiento y hacerlo libre.

    Muchos problemas desaparecen cuando comunicamos, cuando tomamos el tiempo para comunicar los sentimientos y explicar razones, cuando hacemos el ejercicio de profundizar el pensamiento.

    El posicionamiento del pensamiento es usted mismo. El cambio inicial de los problemas es usted mismo, arreglar su desbaratado interior y liberar esa conciencia interna llamada pensamiento.

    Nuestra primera batalla campal, es aprender a derrotar el pensamiento negativo que llevamos de manera interna; hay que terminar con el ¡yo no puedo!, ¡no soy capaz!, ¡no tengo tiempo!, ¡no tengo!, ¡no me alcanza!, ¡estoy enfermo!, ¡No estoy bien!, ¡No sé qué me pasa!, ¡No sé qué tengo!, no, no, no (…). Tenemos que lograr que la fila en la ventanilla del pensamiento negativo sea mucho más corta.

    Debemos tener confianza en nosotros mismos. ¡Somos nuestro producto de primera necesidad, lo demás puede esperar! Es decir, nosotros debemos iniciar contándonos nuestra verdad y creer en nosotros mismos (…), tenernos fè.

    Hay que Aferrarnos al ¡yo puedo!, ¡yo existo y soy feliz!, ¡la adversidad no cabe dentro de mí!, ¡todo lo resuelvo dentro de mí y fuera de mi!, ¡Todo lo malo pasa y yo salgo adelante!, ¡Soy una copia de lo bueno que el universo tiene para mí!, ¡Soy una copia fiel de lo bueno de la vida!, ¡Soy una semejanza del anciano de los años!

    Debo aprender a mejorar mi realidad, trabajar en ella y canalizar de tal manera el pensamiento que toda mi visión interior logre cambiar, debo iniciar por mí.

    No debo iniciar cambiando el mundo, el principio está en mi propio inicio, en encontrarme yo, en amar mí ser y suplir mi necesidad interior, concentrar ese pensamiento proactivo hacia mí mismo para comenzar un nuevo día, un nuevo sueño y una nueva meta. Posicionar mi felicidad como ser humano, posicionar mi pensamiento hacia lo que busco, lo que quiero ser y lograr, ese es el principio básico del desarrollo.

    Convertirme en luz para ser reflejo hacia los demás e iniciar el camino hacia mi desarrollo y contribuir al de los demás. Demos ese primer paso, la construcción del desarrollo intrínseco tiene sus frutos cuando resuelvo mi interior y posteriormente lo reflejo hacia los demás.

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    sayco

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