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sábado, 7 septiembre, 2024

    ‘Brujos’ y saqueadores de tumbas no dejan descansar en paz a muertos de Armero

    Familiares de víctimas narran cómo supuestos hechiceros profanan las tumbas de sus seres queridos.

    'Brujos' y saqueadores de tumbas no dejan descansar en paz a muertos de Armero
    El Tiempo./ La tragedia de Armero borró del mapa al pueblo tolimense la noche del 13 de noviembre de 1985.

    Las tumbas de las víctimas de la tragedia de Armero, la noche del 13 de noviembre de 1985, vienen siendo profanadas por delincuentes que se asocian con grupos satánicos y de brujería para robar calaveras, fémures, esqueletos y todo tipo de restos óseos.

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    Hoy, los sobrevivientes y los familiares de de quienes murieron sepultadas en un abrir y cerrar de ojos por una avalancha de piedra y lodo que descendió por el río Lagunilla por el deshielo del Nevado del Ruiz, que fueron más de 25 mil, piden a las autoridades que controlen este flagelo que los entristece y les hiere el alma.

    Sus cuerpos fueron sepultados en tumbas y fosas comunes, pero hoy va uno al cementerio y no encuentra nada de nada

    Fernando Montes, de 65 años, quien perdió en la tragedia a un hijo de 12 años, a sus padre y a un hermano, señala que nada supo de ellos. “Sus cuerpos fueron sepultados en tumbas y fosas comunes, pero hoy va uno al cementerio y no encuentra nada de nada”, afirmó, y agregó: “A todos nos duele el corazón, es una situación dolorosa y molesta encontrar las tumbas profanadas”.

    German Torres es otro sobreviviente que perdió a más de 10 familiares y al sol de hoy nadie les da razón de sus restos óseos. “Ya no nos dan ganas de visitar a nuestros familiares en el cementerio, ¿a qué vamos si no hay nada de ellos? He ido, pero regreso a mi casa muy triste. No nos pueden robar son los recuerdos bonitos de ellos”, afirmó.

    Torres recuerda que volvió a Armero un año después de la avalancha donde, junto con más sobrevivientes, “encontrábamos esqueletos y huesos tirados por todos lados y lo que hacíamos era sepultarlos o meterlos en las fosas comunes que hoy vemos desocupadas porque los brujos y ladrones se llevaron todo“.

    13 de noviembre de 1985. Con casi un año de anticipación, geólogos habían advertido de las posibilidades de una tragedia en Armero. Una avalancha sepultó a unas 25.000 personas.
    Archivo / EL TIEMPO

    La zona de la tragedia es un sitio solitario, frecuentado a veces por familiares de los fallecidos que en el día llegan a las ruinas para visitar a sus seres queridos.

    “La única tumba que no ha sido profanada es la de la niña Omaira Sánchez, está en buenas condiciones pues le atribuyen milagros”, afirmó Alfenibal Tinoco, presidente de Federación para el Desarrollo de Armero, Fedearmero, y agregó que el problema de los saqueos ha venido creciendo a pasos agigantados, al punto que, en cuestión de años “el cementerio podría quedar sin un alma”.

    La única tumba que no ha sido profanada es la de la niña Omaira Sánchez, está en buenas condiciones pues le atribuyen milagros

    En este cementerio fueron sepultados, los días y meses posteriores a la tragedia, infinidad de cuerpos, pero también es cierto que miles quedaron debajo del lodo sin que nada se pudiera hacer para rescatarlos.Los cuerpos eran recogidos en volquetas y al instante sepultados sin identificación en tumbas comunes pues no había cementerio para más de 25.000 fallecidos.

    Armero, Tolima.
    JUAN MANUEL VARGAS

    Alfenibal Tinoco señala que el saqueo es cometido por personas desconocidas de otras regiones que quieren acabar con la devoción que le profesan “a las almas de los fallecidos”.

    “Los restos óseos se convirtieron en negocio para la brujería, que les pone precio a sus ritos del más allá”, dijo Tinoco.

    Incluso, los huesos de sus abuelos, Vidal Tinoco y Hortensia Beltrán, quienes murieron antes de la tragedia, tampoco aparecen.

    En ese entonces, los enterraron en el cementerio de Armero, “pero creemos que sus restos fueron robados por los profanadores de tumbas, y esa es una situación dolorosa para la familia”.

    Los restos óseos de se convirtieron en negocio para la brujería, que les pone precio a sus ritos del más allá

    Muchos en Armero-Guayabal, el pueblo que resurgió después de la tragedia, y que está a unos 5 kilómetros de la zona del desastre, afirman que las tumbas las abren de manera fácil y las desocupan “sin el más mínimo asomo de miedo o de respeto por los muertos”.

    “Es increíble, ya ni los muertos descansan en paz”, eso es lo que muchos comentan, y agregan que la zona de la tragedia se ha vuelto peligrosa pues permanece sola y algunos turistas han sido atacados por grupos de delincuencia.

    Hoy en día las visitas al escenario del deslizamiento son frecuentes. Las conmemoraciones también son constantes y la búsqueda de los desaparecidos continúa.
    Archivo / EL TIEMPO

    El saqueo a Armero comenzó, primero, por las puertas, baños y ventanas de las casas que no fueron afectadas del todo por la avalancha de piedra y lodo, y de un tiempo para acá han tomado fuerza las profanaciones de tumbas.

    “Los sobrevivientes de la tragedia vienen al cementerio a visitar a sus padres, hijos y familiares, pero quedan sorprendidas al ver las tumbas abiertas, profanadas”, dijo un habitante de Armero-Guayabal.

    Los sobrevivientes de la tragedia vienen al cementerio a visitar a sus padres, hijos y familiares, pero quedan sorprendidas al ver las tumbas abiertas, profanadas

    Los huesos son sacados para ceremonias del más allá que realizan en la zona de la tragedia algunos vivos que se las dan de brujospara robar a incautos que creen en todas esas cosas“, dijo una sobreviviente.

    “Hemos encontrado huesos tirados, trapos, veladoras y hasta crucifijos”, agregó.

    Gustavo Prada, presidente de la Corporación Social Casa Armerita, considera que uno de los problemas es el concepto de fetichismo que gira alrededor del desastre.

    “A nuestros muertos los convirtieron en negocio, imagínese que a este lugar llega gente en las noches y lanzan alaridos, como del más allá, para hacerle creer a muchos incautos que los muertos viven, que están ahí, que sienten y oyen”, dijo Prada.

    Hemos encontrado huesos tirados, trapos, veladoras y hasta crucifijos

    Aseguró que los incautos pagan viajes y excursiones desde Bogotá y otras ciudades, “dizque para conocer la historia de esa avalancha y escuchar las historias con mentiras que algunos avivatos cuentan de Armero”.

    Prada pidió que los 25.000 muertos de Armero sean respetados y “que los dejen descansar en paz pues les tocó vivir una tragedia que jamás pidieron”.

    El líder considera que, incluso, los huesos de Ramón Rodríguez, a quien le decían ‘Moncho’, alcalde de Armero para la época del desastre, habrían sido robados “por inescrupulosos, por ladrones sin Dios”.

    “Yo creería eso, pero la verdad es que no se ha podido establecer si el cuerpo de ‘Moncho’ fue sepultado en bóvedas comunes o quedó debajo de miles de toneladas de lodo”, señaló.

    En las ruinas del camposanto de Armero (Tolima) aseguran que hay cientos de almas en pena tras su deceso en la tragedia natural.
    Gobernación del Tolima

    Prada culpa de todos estos problemas a las autoridades, así como a la iglesia católica “pues nadie quiere hacer nada para proteger a esta tierra santa que el Papa, Juan Pablo II, visitó el 6 de julio de 1986”.

    Señala que, ni la oración del Sumo Pontífice, que en su visita se arrodilló ante la cruz, “ha servido para respetar a las víctimas o para darle a Armero la importancia que se merece”.

    Julián Espinosa / Monumento que recrea el momento en el que el papa Juan Pablo II visitó Armero.

    Ricardo Ramírez, alcalde de Armero-Guayabal, dijo que, efectivamente, se presentan robos y saqueos de tumbas durante las noches.

    Creemos que las osamentas las usan para magia negra, para hacer maldades por medio de la hechicería y, detrás de todo esto, estarían brujos de regiones diferentes a nuestro municipio”, afirmó el mandatario.

    La única forma de controlar los saqueos sería colocando vigilancia permanente de la Policía, pero, según el alcalde, es prácticamente imposible, debido a que el municipio cuenta con escaso personal uniformado. A esto se suma que la tragedia es solitaria y extensa con unas cinco hectáreas, lo que ameritaría la presencia de personal de vigilancia numeroso y bien dotado.

    El alcalde califica de preocupante el tema de los saqueos y asegura que “los profanadores de tumbas van a terminar acabando el cementerio, al punto de dejarlo desocupado, sin un muerto, sin nada”.

    Esta nota la puede encontrar en eltiempo.com / FABIO ARENAS

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