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lunes, 25 noviembre, 2024

    Diva Quintero: Valiente Exmilitar Cambia el Campo de Batalla

    Diva Quintero, exmilitar y actualmente artista vallenata.
    Foto :
    Diva Quintero

    El objetivo de su viaje era ahorrar dinero para una intervención quirúrgica. Al final recibió ayuda.

    Ludys Ovalle Jácome
    Especial para El Tiempo
    Valledupar

    Diva Quintero Guerra, la exmilitar colombiana que combatiría en la Guerra de Ucrania contra las fuerzas rusas, se salvó de las balas de este conflicto bélico, gracias a dos ángeles que cambiaron su espinoso destino: un benefactor colombiano radicado en Miami (Estados Unidos), que prefiere mantener su identidad en reserva, y el médico cirujano plástico estético y reconstructivo, Felipe González, residente en Bucaramanga.

    (Además: Contraloría actúa en caso de corrupción en La Guajira)

    Dos personas generosas, que, admirados por el avezado coraje de la exmilitar, decidieron sumar esfuerzos económicos para curarle la enfermedad que amenazaba su futuro. También, para liberarla de los fantasmas de la guerra, de las cicatrices que se acunan en el alma en medio de estos conflictos

    La mujer de 39 años de edad, planeaba viajar el pasado 27 febrero a Ucrania (Europa del Este), antiguo territorio de la desaparecida Unión Soviética, para sumarse a la Legión de Defensa Territorial de este país.

    La misión de este periplo iniciaba desde Bogotá a España; luego, Varsovia (Polonia); y de allí en un tren, durante 15 horas, hasta Ternopil (Ucrania), donde la esperaba el Jefe de Incorporación para integrarla a la primera línea de combate de un batallón especial de Ucrania.

    Tomada de las redes sociales / Diva Quintero también es una conocida artista en Valledupar.

    Un arriesgado desafío que anunció Quintero Guerra, en entrevista exclusiva para EL TIEMPO el 8 de febrero de este año, donde, según ella, tendría un 20 por ciento de supervivencia y un 80 por ciento de morir.

    Su motivación principal era ahorrar $30 millones, dinero suficiente para vencer otra batalla compleja: su lucha contra los biopolímeros, una sustancia que le inyectaron hace 13 años en sus glúteos, la cual le causa un dolor intenso.

    Este cuerpo extraño se difundió por diferentes tejidos de su piel, ocasionando una serie de complicaciones de salud e inflamaciones severas.

    La única esperanza era someterse a una costosa operación. Desesperada ante la falta de recursos económicos, Diva vio como única salida combatir en la guerra de ese lejano país.

    “Eso ocurrió en el año 2011, en un centro de estética de Cali. Me dijeron que era una vitamina que fortalecería y reafirmaría los glúteos. Desde entonces, sufro de intensos dolores en esa área. Me operaron cuatro veces y aún faltan cirugías que superan los $30 millones. En Ucrania permanecería ocho meses y me ofrecieron un pago mensual de $14 millones. Recursos que invertiría en la nueva operación”, explicó la exmilitar colombiana.

    Sin embargo, al día siguiente de la publicación de esta noticia en EL TIEMPO, los dos benefactores conmovidos por el drama e historia de la veterana de guerra, la contactaron a través de redes sociales, y decidieron sufragar los gastos de su operación.

    La exmilitar lloró de felicidad, se sintió agradecida con las personas que le brindaron una nueva oportunidad de vida.

    “Inicialmente, el benefactor anónimo la contactó a ella y ofreció pagar gastos de insumo, estadía y hospitalización que suman, aproximadamente, $25 millones. De mi parte, ofrecí operarla sin cobrar mis honorarios. Queríamos devolverle de alguna manera, la calidad de vida a un ser humano que pretendía arriesgar su vida en esa guerra para obtener los recursos para su la cirugía”, explicó a EL TIEMPO, Felipe González, el médico cirujano plástico estético y reconstructivo.

    Intervención quirúrgica de retiro de implantes y extracción de biopolímeros

    Confiada en las promesas de sus benefactores, Diva viajó a Bucaramanga el 27 de febrero, donde le practicaron el procedimiento quirúrgico. Una cirugía compleja por técnica abierta de glúteos, para el retiro de implantes, más extracción de biopolímeros.

    Se hizo una limpieza exhaustiva en los glúteos, además, en zona lumbar (espalda baja),

    “Se hizo una limpieza exhaustiva en los glúteos, además, en zona lumbar (espalda baja), zona lumbo sacra, área perianal y cadera. También se hizo una limpieza profunda en las áreas entre la vagina y el ano, detalló tenía tejidos muertos que ameritaban una intervención especial”, detalló el especialista.

    De acuerdo con la investigación que ha venido realizando desde hace varios años, el médico González, los biopolímeros son sustancias extrañas no permitidas que se emplean para fines estéticos, pero, causan daños severos.

    “Los biopolímeros generan un daño en el tejido que terminan restándole oxigenación al mismo y lo deforman. También, puede conllevar a que estos tejidos sufran un problema de muerte del tejido, porque tienen una capacidad importante de migración, es decir, se extienden por muchas áreas del cuerpo de la paciente”, resaltó el cirujano plástico.

    Este tipo de sustancia, generalmente, es infiltrada en los glúteos, pero, como en un 95 por ciento se hace de forma líquida, pueden migrar a otras zonas del cuerpo: caderas, tobillos, ano, vagina, depende de la concentración del líquido.

    “Digamos que es un ‘bombardeo’ que sufre la persona, que puede llevarla a complicaciones severas, incluso con su sistema de defensa. Por eso la importancia de realizarle a la paciente una técnica abierta, donde retiramos los tejidos muertos para dar paso a los tejidos sanos”, recalcó González.

    La intervención quirúrgica de Diva fue un éxito. En este momento se recupera en Bucaramanga, los resultados positivos en su cuerpo y su salud son notorios.

    “El primer día sentí unos dolores intensos, pero, con los días, he visto mucha mejoría. Estas personas, han sido ángeles en mi vida porque sus actos de generosidad no tienen precio. Me han enseñado que la verdadera batalla se gana desde la solidaridad, desde el corazón, no en medio de las balas de un conflicto bélico”, afirmó la exmilitar.

    El especialista explicó, que, ahora viene un protocolo posoperatorio, de vigilancia hospitalaria, cuidados de las heridas, de manejo de curaciones.

    Joven veterana de guerra

    Diva es madre de Vanessa Alejandra Otálora Quintero, una joven de 20 años, radicada desde hace ocho meses en Estados Unidos. Viajó a ese país para conseguir recursos económicos para ayudar a su madre.

    “Invertí todos mis ahorros para extraerme los biopolímeros. En vista que se requerían de más intervenciones quirúrgicas, mi hija decidió viajar a ese país, para apoyarme para mitigar el dolor que me produce las secuelas de la aplicación de estas sustancias en mi piel”, destacó la mujer.

    Diva Quintero / Diva Quintero.

    Quienes la conocen, sostienen que siempre ha sido una mujer valiente, aguerrida y decidida. Para ella, el servicio militar es su mayor pasión.

    Este ferviente interés la llevó a ingresar al Ejército Nacional como suboficial, donde defendió a la patria colombiana y a su gente durante más de 10 años.

    Durante ese periodo enfrentó a los peligros y desafíos de un país en conflicto. Del lado las fuerzas armadas de Colombia se ganó el respeto y la admiración de sus compañeros.

    Del Ejército Nacional de Colombia se retiró como cabo primero, con el título de veterana de guerra.

    Gracias a su experiencia militar, y de la mano de sus excompañeros, decidió aplicar en una convocatoria que le pareció una oportunidad única: ir a Ucrania a combatir contra las fuerzas rusa. Eso marcaría un hito histórico para ella, ya que se convertiría en la primera mujer colombiana en la primera línea de esta batalla, como parte legión internacional de voluntarios.

    “Hace ocho meses me retiré del Ejército Nacional de Colombia. Entiendo que en Ucrania me enfrentaría a situaciones diferentes a lo que he vivido en Colombia. Dicen que allá los militares colombianos son muy bien acogidos por su excelente entrenamiento. Pensando en el dinero que ahorraría, había optado por irme”, Le dijo a este diario.

    Es una admirada guacharaquera de Valledupar

    Es una mujer de belleza exuberante. Tiene unos ojos negros que cautivan y un cabello negro ondulado que le llega hasta la cintura. Su estatura es de 1.75 centímetros. Su presencia es imponente.

    Le encanta el deporte extremo en motocicletas, y forma parte del Club de Moto Montañismo Enduro de Valledupar.

    Su figura es armoniosa, hermosa, fruto de su disciplina y cuidado. Es una diva, como su nombre, que brilla con luz propia, y que inspira a muchos con su talento y su carisma.

    Hay más: Diva Quintero es una reconocida guacharaquera de Valledupar.

    Desde temprana edad se enamoró de los sonidos y piezas musicales que brotan de su entrañable tierra natal, San Diego (Cesar). Un territorio envuelto en la magia musical, matizada entre los cantos del célebre maestro Leandro Díaz y la poesía que se teje desde las entrañas de los paisajes de este pintoresco pueblo, arraigado entre la idiosincrasia costeña de los cesarenses.

    En los anales de su historia, la guacharaca es un instrumento que ha servido de fuente de inspiración para su talento artístico, la cual aprendió a tocar con maestría y se abrió paso en un mundo dominado por hombres.

    “Estudié en el Conservatorio de Música de Ecuador. Allá trabajé con la agrupación ‘Las Diosas del Vallenato’, la nueva generación. También he trabajado con otros artistas como Rafael Santos, Rafael ‘Uchi’ Escobar, entre otros exponentes del folclor vallenato”, recalca la joven.

    Ha participado en varios festivales de música vallenata, y ha acompañado a varios exponentes del folclor vallenato y recorrido varias regiones tocando la guacharaca con gran talento.

    “Tiene un gran talento musical. Salió adelante en este folclor acompañando a diferentes acordeoneros en este evento. Es una mujer de gran talante que siempre piensa en positivo. No se amilana frente a las adversidades”, destacó Juan Rincón Vanegas, jefe de Prensa de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.

    Diva continúa en Bucaramanga a la espera de finalizar el periodo de recuperación postoperatorio. Se siente optimista, confía en que, esta vez, pueda vencer su batalla contra los biopolímeros. Su meta más inmediata es abrazar la vida desde las cicatrices demarcadas en su cuerpo, rodeada de la calidez de sus padres y hermanos.

    Esa cicatriz significa que estoy viva. Que soy un testimonio del amor de Dios y de la generosidad de estas personas que, sin pensarlo dos veces, sumaron esfuerzos para que pudiera operarme sin necesidad de enfrentarme a una guerra fuera de mi país”, dijo emocionada Quintero Guerra.

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