Familiares y autoridades conmemoran a las víctimas y exigen verdad y justicia.
Han pasado 25 años desde aquel 9 de marzo de 1999, cuando siete agentes del CTI fueron desaparecidos por el Bloque Norte de las AUC en el municipio de La Paz, Cesar. Edilberto Linares Correa, Carlos Arturo Ibarra Bernal, Hugo Quintero Solano, Danilo Carrera Aguancha, Mario Abel Anillo Trocha, Israel Roca Martínez y Jaime Elías Barros Ovalle cumplían con su labor cuando fueron arrebatados por la violencia. (También lea: Afinia realiza mantenimiento eléctrico en Cesar y Magdalena )
Este lunes, el Gobierno del Cesar conmemoró este trágico suceso con un acto especial en el Parque de la Vida, en Valledupar. El evento, denominado "Siete vidas, una memoria", buscó enviar un mensaje claro a Colombia y al mundo: no descansarán hasta encontrar a los desaparecidos.
Un homenaje lleno de emociones
En el monumento Amor y Vida, donde están grabados los nombres de más de 10 mil víctimas del conflicto armado, incluyendo a los siete agentes, el presbítero Enrique Iceda dirigió una emotiva homilía. "Aunque no estén, no los olvidaremos jamás. Me olvidé de la felicidad", expresó el sacerdote, recordando el dolor que aún persiste en las familias.
El religioso destacó que algunos familiares han fallecido sin conocer el paradero de sus seres queridos, mientras que otros han perdido la esperanza. Sin embargo, resaltó la importancia de actos como este, que buscan mantener viva la memoria de las víctimas.
Como parte del homenaje, se plantaron siete árboles de cañahuate, uno por cada agente desaparecido. Las familias participaron activamente en esta simbólica siembra, que representa la permanencia de sus seres queridos en la memoria colectiva. Laura Castillo Montañez, directora ejecutiva de la corporación Fasol y representante de las familias, enfatizó: "Este lugar es ahora un lugar de memoria, un lugar de oración, un lugar para visitar y mantener vivo el recuerdo de cada uno de ellos".
Un reclamo de justicia
Laura Castillo también recordó el contexto en el que ocurrió la desaparición de los agentes: una época marcada por la alianza entre grupos paramilitares y sectores del Estado, que sembraron terror en la región. "Estos siete investigadores salieron de sus casas a cumplir su deber como servidores de la justicia, en un contexto donde la criminalidad y la violencia al margen de la ley atentaban contra ellos", señaló.
Juana Pacheco, jefa de la Oficina Asesora de Paz del Cesar, destacó la valentía de los agentes y el compromiso del departamento con la memoria histórica. "Hoy rendimos homenaje a siete seres humanos valientes, que entregaron su vida al servicio de la sociedad y que dejaron sus sonrisas, sus sueños y sus anhelos marcados en sus familias y en el corazón del Cesar", afirmó.
La búsqueda continúa
A pesar del tiempo transcurrido, las familias no pierden la esperanza de encontrar los restos de sus seres queridos. La Gobernación del Cesar ofrece una recompensa de hasta $20 millones por información que conduzca a su paradero. Este compromiso refleja la lucha incansable de las familias por alcanzar la verdad, la justicia y la reparación.
El acto concluyó con un mensaje claro: mientras no se encuentren los restos de los siete agentes, sus familias y la sociedad seguirán exigiendo respuestas. El Parque de la Vida se convirtió en un espacio simbólico para recordar a las víctimas y mantener viva la esperanza de un día poder darles un descanso digno.
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