Pasión por el arte

"una pregunta que internamente me hacía desde mi ingenuidad de “supuestamente" chiquilla civilizada”.

La mochila imprime al indígena identidad, compañía, seguridad, placer estético y
            utilidad.

Además, “representa la Madre Tierra, de la gran Madre Cósmica, origen y fin de
            todo cuanto existe”. Castaño (1986, p. 24). 3

Descifrar los símbolos que veía en las mochilas arhuacas, fue mi fascinación desde niña; descubría formas geómetricas, simétricas, asimétricas, combinadas en colores cafés, beige, tonos crudos, inspirándome paz, equilibrio, tranquilidad, me daba la sensación de tocar la madre Tierra, sentir su olor, protegerme, como en el útero del vientre materno; tampoco

puedo olvidar aquel paisaje matutino, donde al salir el sol desde mi casa, apreciaba a lo lejos la majestuosa Sierra Nevada  con sus impresionantes picos  cubiertos de Nieve,  desde ahí siento que me contagié con el tema “Ancestral”.

Transcurría el tiempo y veía por las calles de Valledupar, la famosa calle del Cesar, a los Arhuacos caminando con sus mantas tejidas en lana de oveja con adornos de color marrón de la misma lana, pantalón del mismo material de la manta; encima de sus vestimentas llevaban sus mochilas terciadas tejidas por las Arhuacas, su silencio elocuente, sus cabellos largos, su andar lento, pero seguro.

Y como cualquier niña, me preguntaba: ¿por qué ellos vestían, se veían y se comportaban diferente?.

Era una pregunta que internamente me hacía desde mi ingenuidad de “supuestamente chiquilla civilizada”, esto tenía que resolverlo algún día, porque aún el conocimiento no me podía dar una explicación mas allá de la razón, ellos son distintos, ellos no son como nosotros, pensaba […].

Los que se comunican en español, lo hacian tímidamente, con mucha prudencia, como si las palabras no fluyeran desde sus mentes, si no, de otra dimensión, del espíritu, así aprendí a deducir que existía uno o varios mundos diferentes al mío.

Mis Padres nos compraron una enciclopedia, que de ninguna manera volví a ver, llamada “Lo sé todo”, era ilustrada a todo color, pero mi seducción estaba en los tomos que se centraban en el Arte, era como entrar a mi propio Estudio artístico, allí empecé a vislumbrar los procesos creativos, recuerdo que  curioseaba a cerca  de la  historia del Renacimiento,

el Impresionismo, arte clásico, me sentía como  especie de invitada especial a contemplar formalmente la historia de Miguel Angel, Leonardo Da vinci, Boticelli, entre otros y dormía compartiendo conocimientos con todos estos artistas; en mis sueños sentía que era una de sus

colaboradoras o colegas, e imaginaba  que pertenecía a este mundo de magia, color, fantasía y cotidianidad; así comenzó todo (…).

Pintaba y pintaba, mi hermana mayor, decía: “Ella se la pasa haciendo muñequitos”, decidir estudiar en la universidad, me generó un dilema; pues pensaba que los artistas eran empíricos, que asistían a talleres a tomar cursos cortos, pero a la vez, estaba el estigma, que tienes que estudiar para ganarte la vida.

 En los colegios poco se hablaba de las escuelas de arte y oficios o no se le daba relevancia, fui a Medellín a la Universidad Bolivariana y no podía creer que allí aprendian a pintar, hacer cerámicas, esculturas y otras actividades artisticas, pero no vislumbré que se podia estudiar como profesión, solo como pasatiempo o un oficio que no era para desempeñarse en la vida y autoasumirse, ah! además, mis padres, me informaron que por seguridad, tenía que estudiar en Barranquilla, pues allí estaban familiares y eso, nos brindaba seguridad a todos, entonces defino estudiar arquitectura, si no podía pintar, por lo menos crear, pero otra sugerencia, mejor estudia algo mas corto, entonces, conversé con  una prima que pintaba y hacia trabajos artisticos (hoy artista en Ecuador), ella me dijo que estudiaba una carrera Técnica llamada “Arte y Decoración”, tenía arte, por ésta me puedo decidir, además te enseñan a pintar, hacer cerámicas, tomar fotos, así que escogí esta profesión.

Terminé mis estudios, pero no quería ser decoradora, quería pintar ¡y decidí pintar!, aunque me muriera de hambre, pero iba a dedicarme a hacer artes y oficios.

 Al pasar el tiempo, me casé, afortunadamente mi esposo decidió apoyarme incondiscionalmente, luego una compañera de colegio (hoy pintora, tambien), me comentó que habian abierto en Valledupar, la Escuela de Bellas Artes, allí cursé 5 semestres, y decidí hacer mi primera exhibición, llegó el descubrimiento de Gerardo Reichel Dolmatoff, y su obra, retomé mi pasión por la cultura étnica, fue así como hice mis primeras obras para una exhibición, “Simbología Arhuaca”.

Técnica mixta, utilicé oleo, tonos blancos, utilicé materiales ecológicos, tierra, polvos dorados, utilicé espátulas, simbología sobre la vida, la naturaleza, nacimiento, espiritualidad.

Mi obra siempre ha sido un canto a la vida, en mis procesos he querido mostrar la cultura, han transcurrido muchos años creando, investigando, produciendo arte, pero siempre presente, que la permanencia de la raza humana está en una ecuación que se reduce al “Equilibrio”, por ello, en esta nueva etapa de mi vida, le estoy poniendo el corazón a mi propuesta: “Saberes Milenarios y Transmisión de Valores” Devolución y Fortalecimientos de saberes interculturales, está ligado a intercambiar con aquellas culturas que ejercen una solución de encontrar desde su cosmoconciencia, el sentido de vivir, estoy a diario aprendiendo que las sociedades están enmarcadas en un orden lógico incluyente, donde mientras más armonīa construyas desde el “Ser”, con tu universo creador, más puedes permanecer en este espacio que los Humanos llamamos “Planeta Tierra”, ellos aplican unos principios de vivir y convivir desde lo profundo; manifiestan que el conocimiento no solo debe atravezar nuestra mente, lógica, razón, cuerpo, debe traspazar y atravezar lo intiuitivo, lo comunal y lo espiritual.

Marianne Sagbini

Valledupar