Hay personas que se creen con autoridad moral de ofender la dignidad del otro por el simple hecho de no pensar igual.
Terminó la cuaresma, pero aún seguimos en cuarentena, terminó la Semana Santa, pero aún seguimos en cuarentena, nos encontramos en plena pascua, Tiempo en el que se celebra, la resurrección de Jesucristo, venciendo la muerte y aún seguimos en cuarentena.
Cuarentena, un tiempo que nadie esperaba, que ha llegado y que debería ayudarnos a encontrarnos con nosotros mismos con los demás, con la naturaleza y con Dios.
Hago esta reflexión como punto de partida para describir cual desde mi punto de vista el verdadero problema de nuestra sociedad colombiana el otro virus que nos está acabando como hermanos de un mismo país.
Durante estos días de cuarentena preventiva por el covid19, es impresionante la cantidad de improperios en las redes sociales por parte de muchos partidarios con afinaciones políticas.
Videos montajes, noticias fuera de contextos, noticias falsas, imágenes mal editadas, memes, insultos, calumnias, burlas etc. Pan para el circo, la felicidad de muchos.
Lo más triste de esto es la manera como algunos justificando aquella mala primicia de que todo vale, engrandece aún más el relativismo moral que vivimos en la actualidad.
¡¡ Y me da pena decirlo!!…. Pero, no todo vale, y todo no es relativo.
Porque como dijo en su momento el Papa Benedicto XVI, “cuando el relativismo absolutiza en nombre de la tolerancia, los derechos básicos de la sociedad se relativizan y se le abre la puerta al totalitarismo.
Pero para no extenderme más, quisiera ir al punto de mi reflexión.
Y lo que he visto durante este tiempo es como muchas personas se creen con la autoridad moral de ofender la dignidad del otro por el simple hecho de no pensar igual.
Me pregunto: ¿cuál es el problema?, ¿Desde cuándo pensar diferente es un pecado?
No será más bien que no entendemos, que pensar distinto es lo que enriquece al mundo, que el don de la unicidad nos fue dado por Dios para disfrutarlo, como don único de él. Pero aún es más doloroso como se ha utilizado el flagelo del coronavirus, para hacer política y ganar aplausos y reconocimientos.
Otros para aprovechar la coyuntura social para sacar provecho de cualquier cosa.
La mayoría de nosotros los colombianos vivimos en el “yo tengo la razón y tu estás equivocado” … he allí el problema.
Estamos enfermos de querer tener la razón, somos posesivos mentales, por eso tantos conflictos, en nuestra vida. Vivimos infectados de “Odio19”
A igual que en tiempo electoral, que salían frases como “no tienes personalidad, eres un ignorante, vas a morir engañado, no sabes lo que dices, no eres libre ni para pensar, te lavaron el cerebro, que ridiculez si votas por fulano (…)”, hoy estamos igual, este es el pan de cada día.
Este es uno problemas de nuestra amada Colombia, que, por el hecho de no pensar igual, “tu estas equivocado y yo tengo la razón”.
Me pregunto, ¿Cual razón tienes, cual razón tengo?, ¿Y si los equivocados somos los dos? y está sucediendo lo mismo hoy con el coronavirus, unos dicen que no son las decisiones correctas, otros dicen que sí, unos dicen que hay corrupción otros defienden lealtad, se vive una eterna batalla de improperios, una disputa innecesaria de odio social.
Antes de que el coronavirus traspasara las fronteras y llegara a nuestro país, ya se hacían memes por parte de algunos seguidores de Gustavo Petro con la imagen del expresidente Uribe, deseando que ojalá el virus lo contagiara y muriera, ¿Por Dios hasta dónde puede llegar el odio, de desear la muerte de alguien?.
Ahora se conoce la enfermedad del senador Gustavo Petro quien fue diagnosticado con cáncer y salen mensajes de algunos seguidores de Uribe justificando que bien se lo merecía. ¿ Por Dios como pueden desear estas cosas?.
Ahora unos y otros se dicen improperios, insultos de venganza en las redes sociales.
Esta es la incoherencia de vida de muchos colombianos, la doble moral que llevan algunos , yo no voy hacer abogado del diablo, pero muchos de los que viven publicando, insultando, despreciando tanto a por los problemas sociales, por ideologías políticas, son incongruentes , algunos viven una dicotomía en su vida , otros simplemente no saben lo que hacen y lo que dicen , tantos uno como otros necesitan ya la vacuna contra el “Odio19” esa vacuna es el amor y se representa en el perdón, en el respeto.
Pienso que es el momento de hacer un alto en nuestro camino, en nuestro actuar, preguntarnos, ¿soy yo solución o soy problema de mi país?, pienso que muchas veces somos nosotros el problema.
El problema no es tato quien es o quien debería ser presidente, quien había podido tomar las mejores decisiones frente a esta pandemia, ya es hora que reconozcamos, que nosotros también somos culpables.
La culpa no es solo de los pasados gobernantes, o del actual gobierno, nosotros también somos problema, por eso la solución no está solamente en el gobierno sino que debemos ir más a fondo porque me da la impresión que debemos llegar al génesis del problema ¡Tu!, ¡Yo! y ¡Nosotros!.
Si porque es fácil señalar, llamar al político corrupto, con esto no quiero decir que no se debe opinar o ser indiferente a los problemas del país, a lo que voy es que deberíamos revisar nuestra vidas personales antes de estar lanzando insultos desmedidos en las redes sociales .
Yo me pregunto ¿cuántos de esos no vendieron su voto?, ¿cuántos no se dejan comprar por un regalo, por una promesa, por un puesto público? ¿No es eso corrupción? Cuantos no adulteran los precios en su negocio, se copian en clase, compran o venden una nota, falsifican documentos, una hoja de vida, una factura, ¿una firma? ¿Cuándo pagan a un abogado para que haga trampa, cuando pagan para que no le castiguen por violar la ley?.. ¿No es eso corrupción? ¿Se roban el wifi del vecino? Entonces ¿de qué corrupción hablan? Basta ya de culpar a los demás revisemos nuestras vidas.
Reconozcamos que hace muchos años estamos infectados con el virus del Odio19, enfermos, llenos de rabia, rencores, falta de empatía, indiferentes a las necesidades del otro.
Es fácil dar soluciones sentados en nuestra casa desde un celular o un computador, es fácil llamar a ser justo al otro y vuelvo y me pregunto, ¿cuántas mentiras? ¿Cuántas promesas incumplidas en la amistad, en el noviazgo en el matrimonio en la casa? ¿No es eso ser mentirosos? Cuanta infidelidad, cuanta violencia familiar, cuantos desprecios cuanta falta de perdón en la casa a papá o mamá o a los hijos, hermanos que no se hablan, peleas, envidias, divisiones, afán de dinero… ¿Cómo se le puede llamar a eso?. Eso es ser asesino porque dice la Primera Carta del Apóstol San Juan: “Todo el que aborrece a su hermano es un asesino” (1 Jn. 4), pero claro, es el político el culpable…
Hoy, ahora, ya, es el momento de un cambio, es el momento de una sanación, es el momento de cambiar nuestra vida y rezar para que Dios se quede en nuestro corazón y que cristo resucitado nos consuele y nos llene de amor y de su paz.
Escritor, poeta, compositor, conferencista, locutor y periodista.