Se trata de la octava matanza carcelaria que experimenta el país sudamericano desde febrero de 2021. Una oleada que ya deja más de 400 víctimas mortales.
“Se tiene como información preliminar que 21 personas resultaron heridas y 15 fallecidas” a causa del enfrentamiento entre reclusos, señaló en un comunicado el organismo que administra las prisiones SNAI, en las que bandas vinculadas al narcotráfico sostienen una guerra por el poder.
La revuelta se produjo en la moderna cárcel de la localidad de Latacunga (en el centro andino y capital de la provincia de Cotopaxi), con unos 4.300 presos, siendo una de las más importantes del país.
“Luego de los enfrentamientos registrados en el CPL (Centro de Privación de Libertad) #Cotopaxi, 15 cadáveres de PPL (personas privadas de la libertad) se levantaron en el lugar”, confirmó la Fiscalía por Twitter.
En una entrevista concedida el lunes a un canal de televisión, el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso presentó “un mensaje de condolencia y de solidaridad con los familiares de aquellos que han muerto hoy en (la cárcel de) Cotopaxi”.
Reos treparon sobre las cubiertas mientras se escuchaban detonaciones, según imágenes retransmitidas por telenoticieros. Se trata del mismo reclusorio que fue escenario de dos masacres en 2021.
Momentos antes, el subdirector del SNAI, Jorge Flores, dijo a la prensa que “de lo que podemos conocer, preliminarmente, el ciudadano Leandro Norero estaría entre las personas víctimas”.
Norero, conocido con el alias de ‘el patrón’, fue arrestado en mayo pasado por el presunto delito de lavado de activos, en una operación en la que se decomisaron 6,4 millones de dólares, 24 lingotes de oro, armas de fuego y municiones. Al parecer, el hombre con nexos con el narcotráfico y que afrontaba una orden de prisión en Perú pasó a ser uno de los jefes entre los reclusos.
Las cárceles ecuatorianas, con capacidad para unas 30.000 personas, pero en las que hay 1.900 reos más, se han convertido en los últimos años en campos de batalla donde bandas vinculadas al narcotráfico se disputan el poder a sangre y fuego.
Esa guerra se extiende también a las calles de varias ciudades como el puerto de Guayaquil, donde opera un gran complejo carcelario con unos 13.100 detenidos y en el que desde el año pasado se han dado las mayores masacres con cuerpos desmembrados y calcinados, que han pasado a figurar entre las principales de Latinoamérica.
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