Una valiente agente se infiltró en la banda de narcotraficantes que operaba en el centro de Bogotá.
Una agente de la Policía Metropolitana de Bogotá logró una hazaña extraordinaria: se infiltró en el Tren de Aragua, una de las bandas más peligrosas dedicadas al narcotráfico en la capital colombiana.
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La agente, cuya identidad se mantiene en reserva, tejió una red de confianza con Guillermo, el temido líder de la banda. Durante varios meses, se hizo pasar por su pareja y le sacó información vital sobre su operación criminal.
El Tren de Aragua tenía el control absoluto de la distribución de drogas en el centro de Bogotá. Con violencia y amenazas, expulsaba a otros traficantes y extorsionaba a comerciantes locales. La agente fue testigo de los crímenes que ordenaba Guillermo, incluyendo asesinatos y torturas.
La policía aprovechó un viaje que Guillermo planeaba hacer a Estados Unidos para capturarlo. En un operativo coordinado, detuvo al líder y a otros cinco miembros de la banda. Con esto, se liberó al centro de Bogotá del yugo del Tren de Aragua.
La operación encubierta fue un éxito rotundo. La policía demostró su valentía y su inteligencia para desarticular una de las estructuras más poderosas del narcotráfico en la región.