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lunes, 25 noviembre, 2024

    Luchar contra la pandemia es la prioridad: Lina De Armas Daza

    El asesoramiento de expertos ha sido clave en este proceso.

    La funcionaria aseguró, que en la etapa de mitigación, ha sido clave la atención de los pacientes, especialmente, de los más graves.
    Foto: Cortesía.

    Desde que la pandemia de coronavirus fue declarada en este país, las políticas y acciones contempladas en el marco del proceso de desarrollo económico y social, ha dado un giro drástico.

    Cada región ha tenido que navegar por hojas de rutas previamente diseñadas por el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud, para actuar con rigor científico ante estas circunstancias.

    A pesar de que han transcurrido varios meses, aún se desconoce cuánto durará esta crisis, tampoco se vislumbran estrategias claras de cómo salir de ella a corto o mediano plazo.

    Muchos han tenido que trabajar en forma remota desde sus casas, mientras que otros, han tenido que lidiar de frente contra este “monstruo invisible”, para cambiar el curso de esta enfermedad.

    En tiempo récord, un granel de funcionarios públicos ha tenido que memorizar cientos de manuales, examinar, tratar, aislar, rastrear y movilizar a un equipo de profesionales para prevenir y proteger a la población durante la propagación del brote.

    Un escenario único y sin precedentes en la historia del país, que ha generado un cambio rotundo en la vida personal y profesional de cada uno de ellos.

    Esta es una de las batallas que ha tenido que librar la Secretaria de Salud de Valledupar, Lina De Armas Daza, formada académicamente en Ciencias Gerenciales, Salud Pública, Bacteriología, Hematología y Banco de Sangre, entre otras maestrías y especializaciones universitarias.  

    Visiblemente emocionada, dialogó con News Caribe sobre los factores, planes y medidas de contingencia que ha tenido que adoptar para preservar la salud de la comunidad en general.

    Usted ha venido ocupando un escenario preponderante dentro de este proceso. ¿En algún momento se ha planteado, por qué Dios la escogió para liderar esta misión?

    Sí, me lo he preguntado. Inicialmente, porque, mi nombramiento no estaba contemplado para esta sectorial. Pero, en el camino se cambiaron las cosas a mi favor.

    Sin embargo, sentí que, de alguna manera, el Señor, me había preparado para estar aquí y me aferré a mi fe, a la confianza plena de su amor divino y sabiduría.

    ¿Qué experimentó cuando le informaron del primer caso de Covid-19?

    A pesar de que tengo una gran experiencia en el tema de epidemiología me preocupé porque es un tema bastante complejo y de mucha responsabilidad.

    Poco a poco, lo he ido tomando como un gran reto y me preparo diariamente para ello.

    ¿Cómo resumiría el trabajo que ha venido ejecutando para contrarrestar la pandemia de coronavirus?

    Ha sido un trabajo arduo porque cada vida cuenta y la lucha contra la pandemia es la prioridad. De hecho, desde comienzos de marzo, cuando nos informaron del primer caso, ya teníamos previsto un plan de contingencia con los lineamientos del Instituto Nacional de Salud y el Ministerio de Salud donde activamos los protocolos de vigilancia epidemiológica en Valledupar.

    Esa misma semana, en articulación con la secretaría de salud departamental, hicimos una reunión en el aeropuerto Alfonso López donde establecimos las medidas de bloqueos, ya que en ese momento nos preocupaba el hecho de las conexiones aéreas con Bogotá, donde ya se estaban presentando algunos casos de Covid-19.

    A los pasajeros se les practicó la ruta de atención del Ministerio de Salud para establecer casos probables, se les recomendó el aislamiento preventivo de catorce días.

    También activamos unas líneas para atender las llamadas de personas con síntomas respiratorios, eso nos ayudó también, a focalizar los posibles pacientes afectados.

    ¿El país pasó de la etapa de contención a la de mitigación, como abordó ese desafío?

    En la etapa de contención, básicamente, lo que hicimos fue controlar la transmisión al poner en aislamiento a todos los infectados y a las personas con las que tuvo en contacto.

    En la de mitigación, nos hemos asegurado de la atención de los pacientes, especialmente, de los más graves.

    En esta etapa, hemos hecho un gran esfuerzo, con una mejor preparación.

    ¿Como se conformó el equipo de trabajo?

    Trabajamos de manera articulada con el Equipo de Reacción Inmediata  (Eric), integrado por médicos, epidemiólogos y enfermeras.

    Con ellos, hemos venido coordinando visitas domiciliarias de atención a los pacientes.

    Por otro lado, tenemos otro equipo con el que realizamos auditoría a las EPS para ver si están siguiendo los protocolos.

    En la calle, tenemos a 40 profesionales del sector de la salud, que están vigilando y capacitando a las personas.

    También, contamos con otro grupo interdisciplinario, que visitan los restaurantes para verificar que estén adoptando las medidas sanitarias para estos casos.

    ¿Cómo se ha ido articulando esta dinámica con otras entidades de salud?

    Con mucha disciplina, porque el Ministerio de Salud, ha cambiado los protocolos varias veces.  Los actualizan frecuentemente. Uno ingresa a la página del Ministerio, y encontramos más de 100 lineamientos, son larguísimos, de 10 a 30 hojas, hay que estudiarlos todos, pero, a qué horas trabajas, a qué horas estudias detalladamente estos temas, luego, revisas y hay que ponerse al día con estos lineamientos, no es fácil aprenderlos todos.

    Hay ocasiones en los que nos toca trasnochar. Por ejemplo, el día que falleció el niño en Valledupar, también tuvimos otro fallecimiento sin causa por establecer, llegué a mi casa a las tres de la mañana, habíamos estado atento a estas situaciones.

    Se me descargó el celular, luego un periodista comentó en la radio que la secretaria de salud no contestaba, dio a entender, que no hacíamos un trabajo responsable, pero nadie sabía, que había detrás de aquellas situaciones.

    El Colegio Médico del Cesar y Valledupar, le solicitó hacer parte de este equipo. ¿Esa petición se formalizó?

    Dentro del equipo que conformamos desde la secretaria de salud, hay profesionales del colegio médico: el infectólogo y el epidemiólogo quienes me asesoran a la hora de tomar decisiones, han sido vital en esta gestión.

    ¿Como es la articulación de estos procedimientos con el alcalde de Valledupar, Mello Castro?

    Ha sido un gran apoyo y cada una de las decisiones que hemo tomado ha sido de manera conjunta. No se impone, por lo contrario, es conciliador y se deja guiar. Lo admiro mucho porque no sufre de ego, es muy trabajador y se involucra mucho en los temas sociales con mucha responsabilidad.

    ¿Cómo ha sido el protocolo para las personas fallecidas por esta enfermedad?

    Con mucho cuidado, atendiendo las disposiciones para estos casos, porque hasta las IPS han tenido que prepararse sobre la marcha.

    Hemos tratado de superar el miedo. Me incluyo porque es un sentimiento de temor que nos asiste en algunos momentos. Una situación a la que nadie de los que estamos involucramos ha escapado a estas emociones, como el personal de medicina legal, de la fiscalía e incluso, el personal de las funerarias, que han tenido que afrontar estos lineamientos.

    ¿Que sanción tendrían las funerarias que se niegan a recibir algún cadáver?

    Sellamiento. No podrían prestar servicio hasta que cumpla con los requisitos requeridos por qué es una directriz nacional.

    ¿Usted está expuesta permanentemente? ¿Tiene miedo a ser contagiada?

    Sinceramente no. Hemos adoptado las medidas recomendadas a nivel mundial como: El uso de tapabocas y guantes, aunque dicen que dan una falsa percepción de protección. Por eso prefiero ir con las manos libres y lavarlas cada vez que puedo.

    Me pongo traje especial cuando tenemos reuniones presenciales con el equipo de médicos y tecnólogos.

    ¿En el plano humano y personal, como ha asumido su papel con su familia frente a estas actividades?

    Es un tema muy reflexivo, que me invita a considerar muchos matices de mi vida, además, me ha servido para meditar sobre aspectos espirituales. A transformar mi ser en algunas áreas, valorar más lo que tengo como es el caso de mis seres queridos.

    De hecho, para proteger a mi hijo de 10 años, he tenido que dejarlo en casa de mis padres . Hay días que amanezco deprimida, no puedo evitar llorar o emocionarme porque los extraño mucho, me hace falta compartir con todos ellos, abrazarlos (…).

    Hay ocasiones en la que mi hijo me dice por teléfono: ¡Hola mami!, ¿puedes venir a verme, aunque sea un ratico?, soy consciente que él también nos echa de menos.

    Por ello, entiendo a muchas familias que viven alguna situación parecida a la mía, pero repito, confío en Dios que todo lo puede.

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