Se inició como repotero radial, luego estuvo vinculado en los diarios La Libertad y El Heraldo y terminó en el área de comunicaciones en el sector público.
El periodista Otto Ruiz Alcocer falleció en las últimas horas de este miércoles en la Clínica La Asunción en donde se encontraba recluido por una afección desconocida.
Ruiz nació en Mompox (Bolívar), pero fue criado en Barranquilla donde desde muy joven se vinculó a los medios tras cursar estudios de Comunicación Social-Periodismo en la Universidad Autónoma del Caribe.
Se inició como reportero en el legendario noticiero radial Forero San Miguel Informa, que dirigía Gabriel Forero (QEPD).
Luego de la experiencia en radio pasó a los medios impresos. Inicialmente en el diario La Libertad y posteriormente en El Heraldo, en la época en que era dirigido por el doctor Juan B. Fernández Renowitzky.
Comenzó cubriendo la información que producía la administración distrital. y luego le fue asignada la fuente política.
Era dueño de una redacción clara, ágil, con mucho énfasis en la noticia del día a día.
En los últimos 20 años estuvo vinculado al sector público. Primero en el equipo de la Oficina de Comunicaciones del entonces alcalde Édgar George, y más tarde en las dos administraciones de Alejandro Char y en la de Elsa Noguera.
Uno de sus amigos y colegas, Álex Morales, lo recordó como una persona responsable, seria y apacible.
“No se inmutaba con nada, muy profesional en su oficio y comprometido con su trabajo. A pesar de que poco hablaba, estaba enterado del acontecer de la ciudad”, dijo.
La Secretaria de Cultura del Atlántico, Diana Acosta, que fue jefe de Otto cuando estaba al frente de la Secretaría de Comunicaciones de Char y de Noguera, también deploró su deceso.
“Otto era muy mesurado y siempre que acudíamos a él encontraba la palabra correcta para cada situación. Era además muy amable y dulce, nunca lo vi descompuesto. Una persona sabia”, añadió.
Rosario Borrero, quien por muchos años fue jefa de redacción y editora general de El Heraldo, destacó su sentido de responsabilidad en el cubrimiento de la fuente política y administrativa.
“Siempre se destacó por su solidaridad en el trabajo. Nos daba mucho la mano en aquellos días de intensa actividad y largas jornadas. Un gran ser”, anotó.
El catedrático Jorge Peñaloza se unió a las voces que lamentaron su muerte. “Fue mi alumno, siempre muy cordial y respetuoso. Descanse en paz Otto”.
Se le recuerda igualmente por su buen sentido del humor para aceptar bromas a sus costas.
Ya en el plano personal muchos de sus colegas y amigos del gremio periodístico de Barranquilla lo recuerdan como un apasionado por la música salsa y la balada romántica.
Asiduo visitante de La Troja, tanto en su sede inicial en la carrera 46 como en la actual.
Poco dado al baile, pero tarareaba casi todas las canciones de la programación.
También era cliente de los estaderos dedicados a la música romántica. Todo un bohemio.
¡Paz en su tumba!