La ofensiva israelí continúa tras la ruptura de la tregua con Hamas.
La Franja de Gaza vive una de las peores crisis humanitarias de su historia, tras un mes de bombardeos israelíes que han dejado más de 15.000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud en Ramallah.
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La mayoría de las víctimas son civiles, incluyendo niños y mujeres, que han quedado atrapados en el fuego cruzado entre Israel y el grupo islamista Hamas.
La ofensiva israelí, que comenzó el 7 de octubre como una respuesta al lanzamiento de miles de cohetes por parte de Hamas, ha destruido gran parte de la infraestructura de Gaza, incluyendo hospitales, escuelas, mezquitas y edificios residenciales. Además, ha provocado una escasez de alimentos, agua, electricidad y combustible, que afecta a los más de dos millones de habitantes del enclave costero.
A pesar de los esfuerzos diplomáticos de varios países y organismos internacionales, la violencia no ha cesado y se ha intensificado en los últimos días, tras la ruptura de una tregua de siete días negociada por Catar, Egipto y Estados Unidos. El Consejo de Seguridad de la ONU no ha logrado llegar a un acuerdo sobre una resolución que ponga fin al conflicto, ante el veto de Estados Unidos, el principal aliado de Israel.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha defendido la operación militar como una medida de defensa y ha advertido que no se detendrá hasta desmantelar la capacidad militar de Hamas. Por su parte, el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, ha llamado a la resistencia y ha rechazado cualquier condición para el cese del fuego.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la situación humanitaria y los derechos humanos en Gaza, y ha pedido el fin de la violencia y el respeto al derecho internacional humanitario. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha calificado la situación de “horrorosa” y ha dicho que Gaza se está "convirtiendo en un cementerio de niños".