La pandemia, la desigualdad y el cambio climático han disparado el número de personas que sufren hambre en el planeta.
El hambre en el mundo ha aumentado tanto que ahora se encuentra a niveles que no se habían visto desde 2005, según un informe de la ONU publicado este lunes.
(Además: Capturan a hombre con pistola artesanal en San Alberto)
El documento señala que la pandemia de COVID-19, la desigualdad en la distribución de la riqueza y el cambio climático son tres factores esenciales de esta situación, que pone en peligro el objetivo de poner fin al hambre en 2030.
El informe, titulado “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2023”, fue elaborado por cinco agencias de la ONU: la FAO, el FIDA, el PMA, UNICEF y la OMS. Según sus datos, en 2022 había alrededor de 811 millones de personas que sufrían hambre en el mundo, lo que supone un aumento de 161 millones respecto al año anterior.
Además, el informe estima que entre 720 y 811 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria severa, lo que significa que tienen dificultades para acceder a los alimentos básicos. Esta cifra representa un incremento de más del 30% respecto a 2019.
El informe también alerta sobre el impacto del hambre en la salud y el desarrollo de los niños. Según sus datos, en 2020 había 149 millones de niños menores de cinco años con retraso en el crecimiento debido a la desnutrición crónica, y 45 millones con emaciación debido a la desnutrición aguda.
El informe destaca que el hambre afecta de manera desproporcionada a las regiones más pobres y vulnerables del mundo, especialmente a África, donde una de cada cinco personas sufre hambre. También señala que las mujeres y las niñas son más propensas a padecer hambre que los hombres y los niños.
El informe llama a tomar medidas urgentes para revertir esta tendencia y lograr el objetivo de erradicar el hambre en 2030, que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por los países del mundo. Entre las medidas propuestas se encuentran aumentar la inversión en la agricultura sostenible, fortalecer los sistemas de protección social, reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, y promover una alimentación saludable y diversa.