Los Shottas y los Espartanos continúan disputando el control territorial.
La violencia en Buenaventura, una ciudad portuaria del Pacífico colombiano, ha vuelto a aumentar en las últimas semanas.
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Los enfrentamientos entre bandas delictivas y las operaciones militares han dejado un saldo de varios muertos y heridos.
La Iglesia Católica y el Gobierno han hecho un llamado urgente al cese de la violencia. El presidente Gustavo Petro ha abogado por la paz en la región y ha anunciado que el Gobierno está trabajando en un plan para enfrentar la violencia en Buenaventura.
El 18 de julio, se estableció oficialmente una mesa de diálogo entre el Gobierno y las bandas. Danilo Rueda, Alto Comisionado para la Paz, anunció que se crearán dos espacios de diálogo diferenciados.
El primero servirá para interactuar con los miembros de las bandas que están en prisión, pero todavía pertenecen a estas estructuras armadas. El segundo espacio será para los representantes de las bandas que viven en el municipio.
Aunque se mantendrá un diálogo constante con la comunidad, la mesa compuesta por delegados del Gobierno y representantes de las dos bandas se reunirá cada ocho días.
Este ritmo de conversaciones se establece con la finalidad de mantener la continuidad del proceso y avanzar en la búsqueda de soluciones concretas a la violencia en la región.
El Gobierno confía en que el diálogo de paz y las operaciones militares permitirán restablecer el orden en Buenaventura y garantizar la seguridad de los ciudadanos.