El hombre sufre quebrantos de salud y recorrió varios municipios de Cesar para exámenes pertinentes.
Ludys Ovalle Jácome
Especial para El Tiempo
Valledupar
Las barreras para la atención en salud en muchas regiones del país implica, en ocasiones, una serie de esfuerzos y sacrificios para los afiliados a este servicio.
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Es el caso de José del Carmen Contreras Baza, un humilde campesino que se vio precisado a vender una marrana por 220 mil pesos, para poder costearse el desplazamiento a los hospitales regionales de Curumaní, Chiriguaná y Chimichagua, centro del Cesar.
El hombre, de 66 años, que sufre quebrantos de salud propio de su edad, cuenta que gastó lo poco que tenía, recorriendo varios kilómetros en motocicleta y chalupa desde Zapatí, zona rural de Chimichagua, para recibir la atención médica requerida en estas localidades.
“Desde hace rato vengo rabiando de un fuerte dolor en los testículos. Como no tengo plata para el transporte, me tocó vender el único animalito que tenía en la casa. ¡Me quedé limpio! tuve que pagar el viaje desde Zapatí a otras poblaciones vecinas, llevando papeles de un lado para otro, para hacerme varios análisis”, comentó el afectado.
El emotivo relato se dio a conocer en las redes sociales por el internauta Luis David Galindo Gerardino, un administrador de empresas agropecuario, que encontró al angustiado hombre, al borde de las lágrimas, al lado de un santuario de la virgen del Carmen ubicado en el Puerto de Chimichagua.
El joven, de 33 años, comentó que el adulto mayor vivió una odisea para poder realizarse los exámenes. Durmió, incluso, en la terraza de una vivienda en Chimichagua, a la espera que le realizaran una radiografía.
“La intención de él era devolverse el mismo día a Zapatí. Pero para la fecha de la cita (jueves 25 de mayo) se fue la luz y tuvo que esperar hasta el día siguiente para que se la hicieran. Me contó que durmió en una terraza, que se gastó todo el dinero en los viajes, que no había comido nada. Vive solo, estaba preocupado, porque no tenía cómo pagar el viaje de regreso a su casa”, relató Garrido.
La historia conmovedora de José del Carmen Contreras Baza tocó el corazón de Luis David Galindo Gerardino, que, en circunstancias precarias, le devolvió la confianza al campesino.
“Estoy desempleado hace varios meses, sé lo difícil que es estar en estas circunstancias. Ese día estaba acompañado de mi padre haciendo unas diligencias en Chimichagua y le pedí que me prestara dinero para pagarle el tiquete al señor. Le brindé unas empanadas y un pan para que llevara por el camino, me partió el alma verlo tan desamparado”, aseguró el joven.
El campesino también sufre de dolores en la espalda
En retribución por la solidaridad recibida y el gesto samaritano del joven, el campesino le regaló un poncho que llevaba consigo
“Me negué a recibirlo, sin embargo, cuando se bajó de la chalupa, lo dejó al lado de mi silla. Ojalá que lo operen pronto, me dijo que sufría de muchos dolores en la espalda a raíz de su enfermedad”, precisó Luis David.
El internauta compartió su experiencia y varias fotografías en su cuenta de Twitter para inmortalizar el inolvidable momento que estremeció las fibras de su ser.
Directora de Comunicaciones de la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva,
Amplia experiencia en diferentes medios: Periodismo, Imagen Corporativa, Comunicación Organizacional, Marketing político, Relaciones Públicas, Protocolo, Proyectos Televisivos a nivel nacional, Asesoría de comunicación, Desarrollo de páginas Web y Mercadeo.