La violencia armada sigue golpeando a la capital vallecaucana, dejando un saldo preocupante.
Cali, la capital del Valle del Cauca, ha alcanzado una cifra alarmante en cuanto a homicidios se refiere. Durante el pasado fin de semana, la ciudad sufrió la trágica pérdida de doce vidas, elevando el total de muertes violentas en lo que va del año a más de 400, según los registros del Observatorio de Seguridad.
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La violencia se ha propagado sin tregua, con dos homicidios el viernes, cuatro el sábado, cinco el domingo y uno adicional el pasado lunes festivo. Estos actos violentos han sido perpetrados tanto con armas de fuego como con armas blancas, generando un clima de inseguridad en la ciudad.
Las estadísticas revelan que el día de mayor incidencia de asesinatos en Cali es el domingo, concentrando aproximadamente el 25% de las muertes violentas. Le siguen en orden de frecuencia el lunes, sábado y martes.
Las zonas más afectadas por la violencia son Altos de Menga (comuna 2), Olaya Herrera de la comuna 4 (donde se registró un doble homicidio), Andrés Sanín (comuna 7), Villanueva y La Floresta en la comuna 12, Pampas del Mirador y Polvorines (comuna 18), Ciudadela del Río, Manuela Beltrán y Valle Grande (comuna 21), así como Potrero Grande ubicado también en la comuna 21.
Tanto los motivos como los responsables de estos crímenes están siendo investigados por las autoridades de la Policía Metropolitana de Cali. Las víctimas, en su mayoría hombres con edades comprendidas entre los 20 y 46 años, representan un doloroso recordatorio de la fragilidad de la seguridad en la ciudad.
Algunos datos alarmantes sobre esta situación incluyen el hecho de que el 94% de las víctimas son hombres, mientras que el 6% restante son mujeres. Además, la comuna 15, situada al oriente de la ciudad, ha concentrado el 60% de los 405 homicidios registrados hasta la fecha. Comparativamente, en el mismo período del año pasado, se habían reportado 399 asesinatos en Cali.
Con un 77% de los crímenes perpetrados con armas de fuego, un 21% con arma blanca y un 2% con otro tipo de armas, es evidente que es necesario tomar medidas urgentes para frenar esta creciente ola de violencia que azota a la ciudad.
Las autoridades y la comunidad en general deben unir esfuerzos para establecer estrategias efectivas que garanticen la seguridad de los ciudadanos y permitan devolverle la tranquilidad a Cali, una ciudad que merece vivir en paz. La lucha contra la violencia debe ser una prioridad colectiva, y es hora de tomar acción para poner fin a esta preocupante situación.
