El texto, enviado por el ‘Clan Oriente’, aisló por 68 horas a 17.514 habitantes de los municipios de Argelia y Nariño, en esta zona de la región.
Sin necesidad de hacer un disparo, sino a través de un mensaje de WhatsApp que se regó como pólvora, el Clan Oriente aisló por 68 horas a 17.514 habitantes de los municipios de Argelia y Nariño, en el Oriente antioqueño. El origen de este mensaje atemorizante fue la respuesta a un operativo que hicieron el Ejército y la Policía contra la minería ilegal.
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Sobre el mediodía del viernes, a los teléfonos celulares de los nariñenses y argelinos llegaron mensajes en los cuales se les pedía encerrarse para evitar ser víctima de algún ataque. Sin ni siquiera controvertirlo hicieron caso y se encerraron a partir de las 6:00 p.m. del viernes.
Con el paso de las horas, las calles de estos municipios, separados por 37,6 kilómetros quedaron desoladas, tal como ocurría a finales de los 90 por cuenta de las tomas guerrilleras que comandó el frente 37 de las Farc y su cabecilla Elda Neyis Mosquera, alias “Karina”.
Pero esta vez el causante de esta desolación fue, según las autoridades, Carlos Alberto Herrera Arcila, alias “Camilo” o “Camila”, cabecilla del Clan Oriente (que no tiene nada que ver con el Clan del Golfo), responsable de sembrar el miedo en el lejano Oriente antioqueño y los municipios vecinos del departamento de Caldas, arreciando sus acciones desde finales del 2022.
La quema de máquinas
El origen de este paro armado del Clan Oriente fue la respuesta a un operativo contra la minería ilegal en la vereda Santa Rosa, de Nariño, ocurrido el viernes, tal como lo confirmaron el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, y el comandante de la Séptima División del Ejército, general Óscar Leonel Murillo. “Se destruyeron las maquinarias para la extracción a los yacimientos mineros ilegales y le tocamos las finanzas a alias ‘Camilo’. Este delincuente, en retaliación, decide llamar a un paro armado”, afirmó el alto oficial.
En este procedimiento se destruyeron dos excavadoras, tres motores y una calificadora, equipos con los que se realizaba una producción mensual de 6.500 gramos de oro. Con este golpe, la organización criminal tendría pérdidas por $ 705.600.000.
En contraste, las pérdidas para las comunidades de ambos municipios aún no se han podido cuantificar, puesto que los campesinos de las zonas rurales no pudieron bajar a las zonas urbanas con sus productos para venderlos el pasado domingo, que es considerado el día comercial.
Ante la crítica situación, los miembros de las colonias de Argelia y Nariño se congregaron ayer a las 10:30 de la mañana en La Alpujarra, para pedirles a las autoridades una verdadera intervención en contra de alias “Camilo”, para evitar paros armados o afectaciones parciales como la suspensión del transporte a algunas zonas o el cierre de estaciones de gasolina, tal como sucedió entre el 19 y el 29 de diciembre.
John Fredy Orozco, oriundo de Nariño y residente en Medellín, dijo que “los campesinos no pudieron sacar el café, el plátano y la caña. Los empleados dejan de percibir el sueldo que tienen a la semana y se pone en riesgo la seguridad alimentaria porque hay familias aguantando hambre”.
El gobernador de Antioquia visitó ayer ambos municipios, con apoyo del Ejército y la Policía, con el objetivo de conocer de primera mano la situación y pasó la noche allí. “Enviamos un mensaje claro y contundente a los violentos: aquí estamos, con toda la fuerza del Estado, para acompañar a nuestra gente. No vamos a permitir más intimidación, no nos dejaremos amedrentar, estén seguros de que los vamos a capturar”, dijo Gaviria.
Pero antes de su arribo, un segundo mensaje de WhatsApp comenzó a circular, anunciando que el paro finalizaba a las 2:00 de la tarde, hora en la que los comerciantes volvieron a abrir sus negocios, de forma timorata, y la población salía de a poco a las calles, aún con zozobra.
Entre tanto, los 23 alcaldes del Oriente antioqueño en carta enviada al Ministerio de Defensa solicitaron un consejo extraordinario de seguridad, puesto que las cifras de homicidios y otros delitos siguen disparados.
Y es que este año van 31 asesinatos en toda la subregión, tres más que el año pasado y 12 más que en el 2021, situación agudizada por diversas estructuras criminales como El Mesa, Los Pamplona, Pachelly y Clan del Golfo, entre muchas otras que se pelean el control de las rentas criminales de una subregión que está en plena expansión.
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