En un edificio abandonado entrena la nueva sangre de este deporte.
Con sus puños, tal y como se ganó el pan diario durante su vida, el pugilista san andresano Nelson Manchego convirtió un edificio abandonado sobre la Avenida Newball, una de las más turísticas de la isla, en el gimnasio donde hoy entrenan 32 niños y jóvenes, promesas del deporte .
Un edificio de cinco plantas en obra negra, uno de esos elefantes blancos abandonados por el Estado después de una inversión millonaria, era el refugio de habitantes de calle, y lugar de venta y consumo de drogas, además de depósito informal de basuras.
Tarde de entrenamiento
Son las 4 de la tarde y el sol cae de soslayo sobre el malecón de la avenida Newball. Decenas de turistas disfrutan del paisaje caribeño. El mar está sereno.
Al otro lado de la populosa avenida, en la intersección con la avenida 20 de julio, a ritmo de rap y reggae, una docena de niños entrena fuerte en la primera planta del viejo edificio, que parece que se va a desplomar con cada puño de los pequeños deportistas contra los sacos de arena.
“Cuando regresé de los Estados Unidos tenía la ilusión de entrenar a jóvenes en el boxeo, toda esa experiencia adquirida quería entregarla!”, dice Nelson Antonio Manchego Sierra, un hombre de 50 años, para quien su única herramienta en la vida ha sido la disciplina deportiva.
El olvidado edificio, sin puertas en el único baño que tiene, es una pequeña radiografía del deporte nacional y de la poca inversión del Estado en la isla: el viejo predio está ubicado entre la elegante edificación de la Cámara de Comercio y la vetusta casa del Sena.
“La liga de boxeo tenía 30 años inactiva y el deporte estaba practicamente desparecido. Los niños y jóvenes entrenaban como podían pero sin ninguna proyección”, recuerda Manchego, quien- cronómetro en mano- va dictando el ritmo de la práctica.
Allí entrenan futuras glorias del boxeo en la isla
Un día Nelson, su esposa y amigos- que sabían de su potencial como pugilista y entrenador- sacaron la basura del lugar y fumigaron, durante varios meses.
Con los materiales que pudieron levantaron algunos muros para convertir ese lugar olvidado y peligroso en un gimnasio que cuenta hoy con una docena de sacos de arena para boxeo, peras, y viejas llantas de camión que hacen parte de los elementos de entrenamiento.
Pero lo más importante acá es el espíritu combativo de sus deportistas. Entre ellos ‘Yere’, subcampeona juvenil nacional; y Arnlold Torres, preseleccion Colombia en los 81 kilogramos.
“Desde que tenemos este lugar para entrenar, San Andres regresó a juegos nacionales, y alcanzamos seis medallas en campeonatos y una medalla de bronce en juegos naconales en 2019”, señala Manchego, quien tuvo un exitoso paso como boxeador porfesional por los Estados Unidos. Allí combatió con Deivis Estrada y José Selaya, entre una larga lista de pugilista, como lo evidencian fotos y recortes de prensa de años de gloria pegados en la grises paredes.
Nelson Manchego se retiro a los 34 años de edad y regresó a su isla en el Caribe pero encontró que el boxeo practicamente había desparecido, porque los gobiernos locales no creían en el talento de sus jóvenes.
‘¡Todo lo hacemos por el boxeo de San Andrés!’
Pero el mayor orgullo de estos deportistas es su cuadrilátero, el cual cuenta con las medidas reglamentarias y su juego de cuerdas, donde se llevan a cabo entrenamientos y encuentros boxisticos emocionantes, que niñas y niños transmiten y comentan en directo por redes sociales.
“Este año todavía no tenemos contrato con la Gobernación, pero tenemos que seguir entrenando, los deportistas no pueden parar porque las competencias nacionales no paran y la competencia es dura. Si uno esperara ayuda del Gobierno, San Andrés nunca tendría un gimnasio de boxeo”, dice Manchego, quien con el apoyo de su esposa se acaba de graduar como bachiller.
Y para darle un golpe a los incrédulos, Manchego ingresó este segundo semestre a estudios profesionales en formación deportiva en la Universidad del Magdalena, pese a que muchas clases con virtuales, hay algunos fines de semana que debe viajar a Santa Marta para formación presencial.
“¡Todo lo hacemos por el boxeo de San Andrés!”, concluye.
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