“Mi nombre es María. A través de estas páginas y con el apoyo del hermano, evangelista Sergio Contreras, autor de esta obra, hago testimonio de un caso que para la ciencia médica fue un asombro.
Fue por allá en el año 2014 cuando se me presentó un granito en la mejilla izquierda el cual lo atribuí a una espinilla o grano inflamada. La misma iba creciendo cada día hasta que mi mamá me consiguió una cita con el dermatólogo el cual decidió operarme de inmediato y mandar muestras a patología. Antes de llegar los resultados de laboratorio, comenzó de nuevo a salir más rápido y creciendo más hasta el punto que ya no me dejaba ver por el ojo izquierdo. Era una masa grande envuelta en raíces. No me dolía, sólo se veía.
En espera que llegaran los resultados tenía que andar así. ¿Se pueden imaginar algo en la cara que no tenía como ocultar? Con esa protuberancia me tocaba ir a la universidad y así estuve por buen rato.
“Mi nombre es María. A través de estas páginas y con el apoyo del hermano, evangelista Sergio Contreras, autor de esta obra, hago testimonio de un caso que para la ciencia médica fue un asombro.
Fue por allá en el año 2014 cuando se me presentó un granito en la mejilla izquierda el cual lo atribuí a una espinilla o grano inflamada. La misma iba creciendo cada día hasta que mi mamá me consiguió una cita con el dermatólogo el cual decidió operarme de inmediato y mandar muestras a patología. Antes de llegar los resultados de laboratorio, comenzó de nuevo a salir más rápido y creciendo más hasta el punto que ya no me dejaba ver por el ojo izquierdo. Era una masa grande envuelta en raíces. No me dolía, sólo se veía.
En espera que llegaran los resultados tenía que andar así. ¿Se pueden imaginar algo en la cara que no tenía como ocultar? Con esa protuberancia me tocaba ir a la universidad y así estuve por buen rato.
Aquí comienza todo el proceso
Este es uno de los primeros estudios. Fueron muchos los marcadores (estudios más profundos), cinco en total que pedían los patólogos. A tanta demora por parte de patología, la doctora Damaris aconsejó a mi mamá que cambiara de patólogo porque tanto pedir marcadores y no daban el diagnóstico. Así fue cómo mi mamá fue y les dijo que si no veía resultados iba a cambiar de patólogo a ver qué pasaba con su hija.
-Espere señora- le dijo uno de ellos- estamos en junta de patólogos. La situación estaba alarmante. Llamaron a mi mamá y yo ajena a lo que estaba pasando.
-Venga urgente y no venga sola por favor, le dijeron en llamada telefónica.
Mi mamá llamó a varias personas, entre ellos familiares para que la acompañaran y ninguno pudo ir, unos con dolor de cabeza, otros acostados y otros ocupados y otros porque no les daba la gana de acompañarla. Mi madre se presentó sola. A la llegada el médico le dijo: Siéntese, señora. Ella le respondió: Lo que me vaya a decir dígalo ya.
-¿Cómo está su hija?
-Ella está bien.
Señora, lamentamos mucho tener que decirle que la niña tiene un tumor maligno muy, pero muy agresivo llamado “sarcoma mieloide”. Es necesario traer de inmediato a la niña para hacerle estudio de médula ósea y comenzar urgentemente con las quimios.
Refiere mi mamá que ella se quedó muda. El médico mandó a buscar un vaso con agua. Mi mamá reaccionó de inmediato y le dijo con voz fuerte: “Mi hija no tiene nada, lo oye, mi hija está bajo la protección del que todo lo puede. Niego ahora mismo lo que sus labios han dicho”.
El médico pensó que mi mamá estaba en shock. Dice mi madre que ella no le escuchaba y luego le dijo, voy a traerle a mi hija sana, sana, sana.
El doctor Moisés Felizzola se mostró preocupado ante la situación y de inmediato se dirigió a la EPS donde yo estaba afiliada a fin que le dieran prioridad a mi situación ante el estado de salud en que me encontraba. Gracias a su gentil colaboración.
Mi mamá salió de allí como un autómata, no sabía dónde dirigirse ni que hacer. De pronto se sintió guiada hacía el hospital y se dirigió a la capilla del mismo. Allí dobló rodillas ante una cruz con Jesucristo crucificado. Rostro en el suelo lloró y lloró y no sabe cuánto tiempo estuvo allí. Luego alzó la vista a la cruz ensangrentada y clamó en voz alta: “Tú Señor, me la diste, mía no es, tuya es, yo solo la cuido. Te ruego Señor que me la prestes. Por el poder de tu bendita sangre sana a mi hija. Cambia el diagnóstico, Padre”.
Dice ella que se levantó llena de lágrimas y con un corazón contrito y humillado ante Dios Nuestro Señor. En esas llegó una mujer vestida de enfermera. No le vio el rostro, estaba cubierta toda con gorra y tapabocas como recién salida de una sala de operaciones. Miró a mi mamá y se paró frente a ella y le dijo: Yo la entiendo, yo perdí un hijo también. Mi mamá dijo para sí, ya viene esta evangélica, ahora no, Señor.
La aparente enfermera no dijo nada. Metió su mano en el bolsillo del uniforme, sacó un papel y se lo entregó a mi mamá. En el momento en que ella metía el papel en su bolso la enfermera desapareció.
Mi mamá llamó a mi hermano y le comentó todo. Él le respondió: “Mamí, acaso tú no crees en Dios. Creo que desde ese momento mamá se levantó en fe.
Aquí entra en acción la doctora Damaris Romero Chamorro. Un ángel tutelar en mi camino. Dios la bendiga y la guarde y siempre tenga ese corazón y esas manos de mi Señor Jesucristo dirigiéndola.
La amo, doctora y siempre orando por usted. Muchas gracias por todo lo que hizo por mí. La doctora Damaris fue un ángel enviado por papá Dios. Ella hizo todo, se personalizó de mi caso a pesar de haberme visto dos veces. Ella movió cielo y tierra cuando se enteró de mi diagnóstico.
Cuando mi mamá iba donde tenía que ir ya la esperaban con prioridad. Venga, ya conocemos su caso, estamos a sus servicios, le decían. ¿Cómo lo saben? Les preguntaba mi mamá. La doctora Damaris nos informó que todo estuviera listo, obtenía como respuesta. Ella, mi cirujana llamó hasta al propio dueño de la EPS para que todo estuviera listo para mí. Gloria a Dios.
Dios bendiga a la doctora Damaris, donde quiera que esté sea bendita en el nombre de Cristo Jesús. Amen.
Ella me mandó a otro médico especialista, oncohematólogo Luis Eduardo Quintero Fragoso quien también fue usado para este propósito de Dios Padre Hijo y Espíritu Santo. Que Dios lo tenga en bendiciones doctor y gracias, por tanto, la gloria para Dios. Usted fue un instrumento para este milagro de mi Señor Salvador Cristo Jesús.
Cuando nos trasladamos a la ciudad de Valledupar a su consultorio ya nos estaba esperando porque la doctora Damaris lo llamó. Me miró detenidamente y me preguntó cómo me sentía. No es lo que dice el reporte de patología-dijo-. Veamos que dicen los estudios de la médula y otros que le voy a realizar.
Gloria a Dios porque este médico nos levantó el ánimo. Aún yo no sabía todo. Cuando dijo examen de médula se me alumbró el cerebro. ¿Qué está pasando aquí?
En tanto llegaba el reporte de los estudios realizados por mi médico, el doctor Quintero, mi mamá, mi guerrera se encontraba en batalla. Se metió en ayuno y en oración día y noche. No paraba de orar y en toda la casa colocó en las paredes versículos bíblicos. Recuerdo de ellos el de Isaías 41:10; Jeremías: 30-17.
Se paró en la brecha y no dejó que nadie fuera a visitarme, ni la familia y los que iban a la casa no los dejaba entrar a la pieza diciéndoles, mi hija está bien, mi hija está sana. Quimios para el diablo. Reprendía al enemigo disfrazado que llegaba a poner dudas. Sólo sabía que Dios padre le había dicho que nunca nos dejaría, que Él estaba con nosotros.. Fue todo duro.
A la casa visitaban pastores, algunos decían que era brujería. Hasta mi perro cayó en sus especulaciones porque dijeron que mi perro lo habían mandado para mal.
Me llevaron a un sacerdote que hacía liberación. Hasta ahí permitimos intromisión de terceros. Entonces comenzaron las habladas falsas del enemigo. Que estaba calva, que me están haciendo quimioterapia, que casi no caminaba y hasta llegaron a decir que yo era un cadáver viviente. Pero todo lo permitía Dios para su gloria. Llegó mi tío de parte de padre con su esposa, nos dejó aceite ungido. Fue lo único que mi mamá utilizo para mi proceso.
En la espalda me salían como unas bolas, igual que en la cara; vivía con calentura, me colocaba el medidor de fiebre y la temperatura estaba normal. Me ponían paños de agua fría y el paño se ponía caliente. Nunca tomé medicamentos de ninguna clase. Mi Sanador, mi Padre, me ministraba la medicina del cielo. Hasta que llegó el reporte médico del doctor Quintero.
Antes llamaban de todas partes porque eran dos casos únicos aquí en Colombia. El otro no sobrevivió. Una noche a eso de las diez llamó a mi mamá un especialista de Bogotá que me llevara a a esa ciudad, que ellos pagaban todos los gastos. Llamaban médicos de Estados Unidos. Pero mi mamá firme. Lo único que solía decir: Mi hija está sana por el poder de Dios. Mi hija es de Dios. Orábamos sin cesar.
Dios cambió el diagnóstico. ALELUYA.
Gloriaaaaa al que viveeeee. Dios obró en mi vida, hubo un proceso donde quedé como muerta, sin respiración. Asombro total para el sistema de salud. Aun viendo no podían creer. Las personas me miraban atónitas. Algunos se atrevieron a decir que porque no me hacían alguna clase de quimios.
Mi mamá sacó varias copias del reporte y le entregó una al doctor Felizzola con voz de victoria. Tuvimos la victoria, amados lectores. Me la dio Dios. Dios Padre Hijo y Espíritu Santo. Amen.
Soy sana. Dios me dio la victoria, A Él toda la gloria. Desde entonces vivo para servirle a mi único y verdadero Salvador. Cristo Jesús pagó por cada enfermedad. Ya no existe porque Él se llevó todas las enfermedades a la cruz del calvario. Él pagó el precio en cada clavo. Mi redentor sé que viveeee, aún sigo en proceso. Sigo a la meta mirando al blanco de la soberanía Cristo Jesús. Este testimonio me produjo lágrimas de gozo, me elevó mi fe.
Como dijo Pablo: Me gozo en mi debilidad, porque cuando soy débil, es que más fuerte soy. Agradezco al Padre Hijo y Espíritu Santo por siempre estar a mi lado y al lado de todos los míos. Agradezco a mis médicos en mención todo lo que hicieron por mí.
Agradecida con el hermano evangelista Sergio Contreras autor de este libro. Dios lo guarde y lo bendiga siempre que sea y se deje usar por Dios. Somos instrumentos en sus manos. Él pone y quita, pero la gloria siempre es para el Padre Hijo y Espíritu Santo.
Al comenzar a escribir este testimonio vino la luz, la luz del Espíritu Santo, el fuego que siempre ha estado conmigo comienza a manifestarse y quiero más. Quiero verlo Señor. Quiero usarlo a tu gloria. Sigo en tus manos oh alfarero. Mi vida te entrego. Amen.
Después de los estudios realizados por el doctor Quintero me tocaba control cada dos meses, después cada tres meses y así sucesivamente para saber cómo estaba reaccionando. Más que mi médico, mi ángel tutelar se convirtió en amigo de la familia. Aburrida de estar viajando y puyándome con esas jeringas, aburrida de pasar mis vacaciones haciéndome estudios clínicos y ese centro médico lleno de gente enferma, etc.
Un día me le revelé a mi mamá y le dije: No me aparte más citas. No voy a ir más. Yo estoy sana. No obstante me llevó a otra cita con el doctor Quintero y le dijo: Ella dice que no vuelve más, hable con ella..
El doctor se echó a reír y me dijo: ¿María, no vienes más?
.-No, doctor, ya me cansé. Si mi mami me aparta cita que venga y se vea ella, no vengo más. Sin embargo, seguí con la comunicación con mi médico por un tiempo hasta que lo perdí. Dios pone a las personas y cuando terminan el proceso se van.
Dios, cuídalo donde esté el doctor Quintero. A todos ellos mis agradecimientos y el de mi familia. Pero la gloria solo para el Padre Hijo y Espíritu Santo. Amen, amen.
El Espíritu Santo habla en susurro. No hay que gritar. No escuchamos el susurro del Espíritu porque oímos el sonido del mundo. El mundo grita pero el Espíritu Santo susurra cuando estás tranquila, cuando estás quieta, cuando estás medio dormida.
Así que cuando estés pasando por una situación similar recuerda que es mejor alejarse del mundo. Estar solamente atenta a lo que el Espíritu Santo te guie. ¿Por qué digo esto? Cuando nos metemos en oración y ayuno el enemigo ataca fuertemente, utiliza sus trucos, por ejemplo, te tocan la puerta porque a algunos les dio por visitarte en ese momento; suena el celular, alguna discusión en casa.
Por eso, mi mamá se aisló de todo y cuando alguien llegaba con su cara de lástima como de llegar llorando, mi mamá reprendía no a la persona sino que reprendía al enemigo. Recuerdo una vez que una tía mía llegó porque se enteró de mi salud y la abrazó llorando. Pero mi madre sus lágrimas las derramaba como agua a los pies de Cristo Jesús. Quieta, métete a la cueva, deja que el Espíritu Santo ministre tu vida.
Recuerda que mi Señor Jesucristo fue tentado por Satanás precisamente cuando estaba en ayuno. No tuvo que pelear con él. Le citó las Escrituras y el diablo huyó de él.. De igual manera pasa con nosotros. Pero tenemos al Maestro, al Señor de señores, Rey de reyes que es nuestro ejemplo.
Mi consejo es que aprendas citas bíblicas y utilízalas para poder resistir al maligno que solo vino a robar, matar y destruir la obra de Dios. Dios es bueno, maravillosas son sus obras. Si las enumeramos se multiplican más que la arena. La mano de Dios no se ha acortado. Él sigue haciendo maravillas en mí y en mi familia. Desde que mi mamá dijo: “Yo y mi casa serviremos al Señor” Dios ha sido fiel. Amen. Hemos visto sus misericordias en nuestras vidas. Cosas maravillosas que nadie puede entender; sólo los que han vivido momentos como estos pueden dar fe de un Dios que nos ama. Y que está presto a escuchar y responder nuestras oraciones si pedimos bajo su voluntad en el nombre maravilloso de Nuestro Señor Jesucristo. Y clamamos al Espíritu Santo que es el que gime por nosotros. Él siempre nos responde. Amen.
Se preguntarán ¿qué pasó con la enfermera que se presentó en la capilla del hospital?
-¿Qué decía el papel que le entregó a mi madre?
Pues, dice mi mamá que ella no se acordó más de ese papel. A los dos días fue un señor a la casa y dijo que iba a orar por María. Habló de la oración y fue cuando mi mamá recordó lo de la enfermera y salió en busca del papel que tenía guardado en el bolso. Era una cadena de oración al Espíritu Santo por nueve días y repartir 30 copias de la misma. A los nueve días se obtendría la respuesta. Mi mamá dijo: Voy a hacerlo, ¿por qué no?
Después de los estudios realizados por el doctor Quintero me tocaba control cada dos meses, después cada tres meses y así sucesivamente para saber cómo estaba reaccionando. Más que mi médico, mi ángel tutelar se convirtió en amigo de la familia. Aburrida de estar viajando y puyándome con esas jeringas, aburrida de pasar mis vacaciones haciéndome estudios clínicos y ese centro médico lleno de gente enferma, etc.
Un día me le revelé a mi mamá y le dije: No me aparte más citas. No voy a ir más. Yo estoy sana. No obstante me llevó a otra cita con el doctor Quintero y le dijo: Ella dice que no vuelve más, hable con ella..
El doctor se echó a reír y me dijo: ¿María, no vienes más?
.-No, doctor, ya me cansé. Si mi mami me aparta cita que venga y se vea ella, no vengo más. Sin embargo, seguí con la comunicación con mi médico por un tiempo hasta que lo perdí. Dios pone a las personas y cuando terminan el proceso se van.
Dios, cuídalo donde esté el doctor Quintero. A todos ellos mis agradecimientos y el de mi familia. Pero la gloria solo para el Padre Hijo y Espíritu Santo. Amen, amen.
El Espíritu Santo habla en susurro. No hay que gritar. No escuchamos el susurro del Espíritu porque oímos el sonido del mundo. El mundo grita pero el Espíritu Santo susurra cuando estás tranquila, cuando estás quieta, cuando estás medio dormida.
Así que cuando estés pasando por una situación similar recuerda que es mejor alejarse del mundo. Estar solamente atenta a lo que el Espíritu Santo te guie. ¿Por qué digo esto? Cuando nos metemos en oración y ayuno el enemigo ataca fuertemente, utiliza sus trucos, por ejemplo, te tocan la puerta porque a algunos les dio por visitarte en ese momento; suena el celular, alguna discusión en casa.
Por eso, mi mamá se aisló de todo y cuando alguien llegaba con su cara de lástima como de llegar llorando, mi mamá reprendía no a la persona sino que reprendía al enemigo. Recuerdo una vez que una tía mía llegó porque se enteró de mi salud y la abrazó llorando. Pero mi madre sus lágrimas las derramaba como agua a los pies de Cristo Jesús. Quieta, métete a la cueva, deja que el Espíritu Santo ministre tu vida.
Recuerda que mi Señor Jesucristo fue tentado por Satanás precisamente cuando estaba en ayuno. No tuvo que pelear con él. Le citó las Escrituras y el diablo huyó de él.. De igual manera pasa con nosotros. Pero tenemos al Maestro, al Señor de señores, Rey de reyes que es nuestro ejemplo.
Mi consejo es que aprendas citas bíblicas y utilízalas para poder resistir al maligno que solo vino a robar, matar y destruir la obra de Dios. Dios es bueno, maravillosas son sus obras. Si las enumeramos se multiplican más que la arena. La mano de Dios no se ha acortado. Él sigue haciendo maravillas en mí y en mi familia. Desde que mi mamá dijo: “Yo y mi casa serviremos al Señor” Dios ha sido fiel. Amen. Hemos visto sus misericordias en nuestras vidas. Cosas maravillosas que nadie puede entender; sólo los que han vivido momentos como estos pueden dar fe de un Dios que nos ama. Y que está presto a escuchar y responder nuestras oraciones si pedimos bajo su voluntad en el nombre maravilloso de Nuestro Señor Jesucristo. Y clamamos al Espíritu Santo que es el que gime por nosotros. Él siempre nos responde. Amen.
Se preguntarán ¿qué pasó con la enfermera que se presentó en la capilla del hospital?
-¿Qué decía el papel que le entregó a mi madre?
Pues, dice mi mamá que ella no se acordó más de ese papel. A los dos días fue un señor a la casa y dijo que iba a orar por María. Habló de la oración y fue cuando mi mamá recordó lo de la enfermera y salió en busca del papel que tenía guardado en el bolso. Era una cadena de oración al Espíritu Santo por nueve días y repartir 30 copias de la misma. A los nueve días se obtendría la respuesta. Mi mamá dijo: Voy a hacerlo, ¿por qué no?
A la conquista
Hoy es un día muy especial para mí y me siento orgullosa de haberlo logrado, a pesar de las luchas y de las pruebas, pero gané. Le doy gloria a Dios porque hasta aquí me ayudó Jehová y Él me ha dado la victoria. Lucharé hasta el final hasta obtener el premio y lo veré con mis ojos y en el nombre de Jesús de Nazaret voy a la conquista.
Le doy gracias al Padre Hijo y Espíritu Santo por darme una segunda oportunidad. La gloria y la honra siempre para ti Señor amado.
Agradecida Padre y Dios mío por la familia que me diste. Te suplico papá los guardes y los protejas en el hueco de tu mano. Amen.
Papi, gracias por ser mi padre y por amarme y luchar por mí. Sabes que te amo con todo mi corazón.
Madre mía, gracias por hacer de mí una mujer fuerte, hoy te amo y me siento orgullosa de mi familia.
Hermano mío, gracias por ser tú mi hermano, eres el mejor, gracias por el regalo de unas sobrinas a quienes amo como a mis hijas. Gracias por estas dos sobrinas que me has dado. Los amoooo, mi familia, Dios los bendiga siempre.
Hermano Sergio, a usted muchas gracias. Amados lectores, si mi testimonio fue de bendición, por favor déjelo saber, estaré orando por cada uno de ustedes. Que el fuego del Espíritu Santo esté sobre cada uno de ustedes llevándoles liberación y sanación a sus vidas. Dios es bueno.
Esta narración la dejé de último ya que me quebrantaba mi corazón..
Yo amo a los animales, amo la naturaleza, amo la creación de papá Dios. De pequeña he tenido toda clase de animales; mi casa parecía un zoológico.
Yo tuve un perrito que me regalaron en el tiempo en que me encontraba en el proceso de curación. Pasado un tiempo, cuando me encontraba recuperando mi perrito se moría y no hubo ningún remedio que lo pudiera salvar. El médico veterinario diagnosticó muerte por anemia..
Sobre la muerte de mi perrito no me querían informar debido al estado en que me encontraba y que me iba a empeorar. Lo supe a los días y eso me dio duro. “Teo” fue mi compañero, mi amigo fiel, de inteligencia social. Si desde pequeño lo alimentaba con tetero levantándome a cualquier hora de la noche o de la madrugada para alimentar a mi perrito de color negro.
Lloré días y días a mi perrito que siempre lo extrañaba. Los amigos me decían: “No llores, a veces pasa que las cosas malas se revierten en los animales como en el caso de los perros que reciben la influencia del mal de su dueño.
Su empatía, el amor incondicional y la alegría del perro generan un vínculo único que deja un vacío cuando fallece. La pérdida desencadena sentimientos de tristeza profunda. Ellos son especialistas en captar el estado de ánimo del dueño ya sea triste o preocupado y la forma de ayudarlo es tumbarse a su lado o ponerse al frente mirando fijamente a su amo. Todo esto genera una relación fuerte en que las emociones son las protagonistas.
Fuente informativa:
María Contreras.
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