Este cultivo es uno de los más afectados por la variabilidad y cambio climático.
El fríjol común es una las leguminosas de mayor consumo en Latinoamérica y en el Caribe colombiano hace parte de la canasta básica de los departamentos del Cesar y La Guajira.
Algunos datos de Agrosavia indican que el consumo de fríjol en zona rural es superior al consumo en zona urbana. Estos elementos hacen del fríjol un rubro de alto impacto social debido a los niveles significativos de autoconsumo, sin embargo, este cultivo es uno de los más afectados por la variabilidad y cambio climático registrados en la región, por la cantidad y distribución de las lluvias, especialmente estas características cambiantes del clima han acentuado la improductividad del primer semestre, tendencia que se ratifica en el histórico climático del Centro de Investigación Motilonia, con precipitaciones de abril y mayo (época de la siembra de fríjol), con tendencia a la disminución en intensidad en los últimos 11 años.
Esta base problemática justifica el trámite de recursos ante Kolfaci (Iniciativa de cooperación alimentaria y agrícola entre Corea y América Latina), que se concretó mediante el proyecto denominado -Obtención de variedades para uso comercial o de economía campesina de frijoles tolerantes a la sequía bajo sistemas de producción sostenibles en el Caribe colombiano-, que tiene como objetivo encontrar al menos una variedad con alta tolerancia a la sequía, altas temperaturas y con posibles atributos de biofortificación para el mercado nacional. Se incluye el atributo de biofortificación, teniendo en cuenta los registros de baja ingesta de micronutrientes en la población del Caribe seco y especialmente en las comunidades étnicas, condición que deriva en enfermedades crónicas, comprometiendo la salud pública.
Un aspecto diferencial de esta iniciativa es la articulación temprana con los beneficiarios a través de consultas participativas y socialización de resultados preliminares. De acuerdo con lo anterior, se inició un ciclo de Días de Campo titulados -Estrategias de manejo del suelo y el agua para mitigar la sequía en el cultivo de frijol-, con productores de algunos municipios incluidos en los programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), cuyo objetivo fue socializar con productores de frijol estrategias de manejo del cultivo que incrementan la resiliencia al sistema al déficit hídrico. En los Días de Campo se incluyeron productores de los municipios de Codazzi y La Jagua de Ibirico pertenecientes a asociaciones o consejos comunitarios. El evento se enfocó en la estrategia aprender haciendo, por lo cual se establecieron cuatro estaciones en los campos con fríjol del Centro de Investigación Motilonia.
En la Primera estación se dieron a conocer las generalidades del proyecto frijol de sequía y las características y manejo del suelo para la producción de frijol. En la segunda estación se realizó de manera práctica una descripción del crecimiento radicular del cultivo y demostración del uso del sistema de riego por goteo en ese sistema productivo. En la tercera estación se visualizó el movimiento del agua a través del perfil de suelo y la cobertura del agua suministrada al sistema de raíces bajo diferentes láminas o volumen aplicado. Y en la cuarta, se presentaron a los productores semillas de los materiales promisorios de frijol de sequía, evaluados en 2020 en el Centro de Investigación Motilonia, para que, a través de encuestas de aceptación por características del grano, identificaran cuales genotipos son de interés para cultivo y autoconsumo.
Nelly Rivera, productora líder del municipio de Codazzi, expresó “Es de gran importancia para la economía del productor en la Serranía del Perijá contar con variedades mejoradas que puedan producir adecuadamente en el semestre más seco del año y en aquellos años en los que en el segundo semestre llueve menos de lo esperado”. De igual forma el director del Centro de Investigación Motilonia, Mario Zapata manifestó “Cabe resaltar la importancia de obtener de modo participativo una variedad de fríjol común con capacidad de producir en las zonas planas y piedemonte en el departamento del Cesar, donde en la actualidad solo se produce cabecita negra o caupí con precios de compra por debajo del fríjol”.
Los resultados alcanzados durante el primer año del proyecto, y que se socializaron con los beneficiarios, son promisorios dado que se han identificado genotipos con semilla grande y alto contenido de minerales que alcanzan el promedio regional que actualmente está en 800 kg y genotipos de semilla roja, mediana que superan el promedio regional y son competitivos con el promedio nacional que es de 1100 kg. Del evento podemos concluir que además de contar con genotipos que puedan tolerar el calor y la baja oferta hídrica, se requiere un mayor empoderamiento del productor en la optimización de estrategias de riego a bajo costo para que el negocio del fríjol sea menos sensible a la variación de las precipitaciones o lluvias que se dan naturalmente en el Caribe seco.