La fe que conecta con el bien, se fundamenta en el discernimiento, la coherencia, la
confianza… Y el Universo conspira en consecuencia…
La idea de concebir este artículo cobró fuerza en una inspiradora historia familiar y con el propósito de poder aportar a muchas familias pautas que ayuden a revertir historias.
En esta Pandemia nuestro Padre tuvo que ser hospitalizado, con graves comprometimientos y complicaciones.
Por protocolos de la Clínica, (de nuestra entera confianza y eternos agradecimientos), fue trasladado a UCI, en cercanía de pacientes con Covid 19. Como grupo familiar grande, diverso y con opiniones diferentes, empezamos a reunirnos, analizamos las situaciones, de manera calmada y objetiva, evaluamos todas las situaciones, tratando siempre de buscar acuerdos y llegar a concesos, incluso como manejariamos nuestra comunicación con la Unidad de Salud, teniendo en cuenta que representa para nosotros Nuestro Padre, al que Amamos incondiscionalmente.
Expresamos que era lo que realmente aspirabamos en todo este proceso, como ibamos a discernir los procesos, como actuariamos en consecuencia de manera asertiva y evaluando las responsabilidades y los cambios de las situaciones que se podian prsentar.
Fue así como la Unidad familiar, se convirtió en un gran equipo apoyado por el Amor, la Confianza, la Fe, la buena comunicación, la calma, la esperanza, la colaboratividad, el Profesionalismo de todas las personas de la clínica y que de alguna manera están vinculadas a ella y a nosotros.
Las reuniones de oraciones han sido constantes, permanentes, incluso grupos de la gran unidad familiar ha estado presente en todo momento, amigos de la familia mantienen las oraciones en otros grupos y es así, como vemos que todos somos una sola fuerza, por el mejor propósito, nuestro Padre, que nos enseñó con el ejemplo, que vino a este mundo a “Servir” y toda su vida la ha dedicado a la comunidad, a hacer el bien, a colaborar con la gente, porque ha sido un hombre de bien, de amor, de pasión por llevar una vida que deja grandes legados.
Y nos sigue enseñando desde su lugar donde batalla por su vida, el coraje, la fuerza, la valentía, el amor por la vida, la esperanza, un médico no lo pudo decir mejor:
“Al Señor Antonio, se le vé nuevamente el brillo al abrir sus ojos y sus deseos de vivir”…
La moraleja que quiero transmitir en toda esta historia es la siguiente:
“No importa nuestras diferencias, nuestras distancias, nuestras ideologías, nuestras formas diferentes de ser, lo que importa es como las podemos utilizarlas para fortalecernos y ponerlas al servicio del Amor, sin conflictos, sin emociones desencontradas”, el Amor incondicional solo nos refuerza para mostrar lo mejor al mundo, porque es una energía que revitaliza.
Porque somos una familia Unida, llena de grandes ejemplos, enseñanzas y que nos fortalecemos en el Amor y la confianza.
