Una de las cosas que es imposible esconder de Cuba es la injusticia, es el niño que ha estado aumentando su edad, con el capricho de no dejar prosperar a la gente; pero los ciudadanos que son aborigen de este territorio se cansaron de ese “bebe” y el pasado 16 de noviembre ocurrió la acumulación de quejas por parte de los cubanos, dándole paso a una manifestación, del “Movimiento San Isidro” que contenía derroche de profesiones y cantidades de jóvenes. La manifestación se lleva a cabo, después del arresto al rapero Denis Solís por “desacato”, específicamente por su trato al policía que entró en su domicilio y lo condenaron a 8 meses de cárcel sin tener en el juicio improvisado a un abogado.
Rafael Rojas (profesor de historia) mencionaba según “La Vanguardia” (diario): “El mayor logro de este viernes 27 no fue por la promesa de dejar de reprimir, cosa que jamás cumplirá un estado como el cubano. Sino por haber obligado al poder a negociar. Esto es algo que no podrán escamotear a los huelguistas de San Isidro”, lo cual, lo expresa porque dos individuos (Jorge Perugorría — actor y Fernando Pérez Valdés – director de cine) representantes del “Movimiento San Isidro” entraron al Ministerio el día 27 de noviembre, después de declararse en huelga porque el gobierno le corta el suministro de alimento.
Entrar al ministerio a dialogar, hace que una pequeña parte de Cuba puede decir libremente, que ha pasado de tomar con el silencio a pisar el interior del ministerio, cuando la nostalgia producida por una desenfrenada injusticia, convertía paredes con grietas, vasos sin mojito cubano, en un bar inventado para realizar lo que diría un valduparense “ahogar las penas”, pero Cuba hasta el momento, sigue con sus autos más viejos que la palabra alma en la boca de los poetas y con una inteligencia que le suplica a Raúl Castro (“ex presidente de Cuba”), con sus manos apretando su rostro, que la deje hacerse notar en cada conversación en la que actúa su vida.

Estudiante de Periodismo.