El ministro de Defensa israelí ordena cortar la electricidad, los alimentos y el combustible a la población palestina.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, anunció el domingo un cierre total de la Franja de Gaza, donde viven más de dos millones de palestinos.
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Esta medida implica la suspensión de los suministros básicos, como la electricidad, los alimentos y el combustible, que dependen en gran medida de Israel.
Gallant dijo que esta decisión se tomó para combatir a los “terroristas bárbaros” de Hamás, el movimiento islamista que controla Gaza desde 2007 y que ha lanzado múltiples ataques contra Israel. El conflicto ha dejado más de 1.000 muertos y miles de heridos en ambos bandos.
La ONU y varias organizaciones de derechos humanos han condenado el bloqueo de Gaza como un castigo colectivo ilegal y un crimen de guerra. Han alertado sobre el impacto devastador que tiene en la población civil, especialmente en los niños, los enfermos y los refugiados.
La situación en Gaza es crítica, ya que hay escasez de agua potable, medicinas y material sanitario. Además, la única central eléctrica del territorio está al borde del colapso por falta de combustible. Los hospitales y las escuelas también se ven afectados por los cortes de luz.
El cierre total de Gaza se produce en un momento de máxima tensión en Oriente Medio, donde no se vislumbra una solución pacífica al conflicto. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha declarado el estado de guerra y ha advertido que los bombardeos son solo el comienzo de un proceso más largo.
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