El país vecino vive una ola de violencia que tiene relación con Colombia, y con la red internacional de tráfico de drogas.
Ecuador vive una delicada situación de seguridad, donde el crimen organizado ha desatado una ola de violencia que afecta a cárceles, medios de comunicación, universidades y calles. Este problema pasa por Colombia, que sigue siendo el principal productor de cocaína global, pero también por toda la red de narcotráfico internacional que involucra desde productores a consumidores.
(Además: Ministra del Deporte renuncia por fracaso de los Panamericanos)
Así lo explican los expertos consultados por EFE, que señalan que no se puede entender lo que está sucediendo en Ecuador sin pensar en clave regional y en el mapa del narcotráfico global.
Según Óscar Palma, profesor de la Universidad del Rosario, Ecuador no es país productor de cocaína pero sí se ha convertido en un importante exportador. Ante un incremento global de la demanda de cocaína y una mayor acción en puertos de salida "tradicionales" como los colombianos, "el incremento del uso de los puertos ecuatorianos para el tráfico global es muy claro", dice.
El puerto de Guayaquil, epicentro de la violencia que vive Ecuador, lleva tres años seguidos rompiendo récords de cocaína incautada. Este incremento del tráfico de estupefacientes también se ha traducido en un aumento desmesurado de la violencia: de una tasa de 5,8 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2018 a una de 44,9 en 2023, según datos del Ministerio de Interior ecuatoriano.
Colombia no es ajena a la situación de Ecuador, que era ejemplo de seguridad en una América Latina turbulenta, pero las cosas comenzaron a empeorar hace años, algo que desde Quito relacionan con la llegada de "delincuentes colombianos", recuerda el profesor Juan Carlos Ruiz.
Una de las primeras bandas que surgieron en el país, ‘Los Choneros’ -cuya fuga de prisión de su líder, José Adolfo Macías Villamar, alias ‘Fito’, ha sido el detonante de los hechos recientes- surgió, según Insight Crime, como brazo armado de un cartel colombiano. De ‘Los Choneros’ se escindieron otras bandas y ahora hay reportes que apuntan a alianzas con carteles narcotraficantes mexicanos.
Sin embargo, la influencia actual de las bandas colombianas en estos grupos ecuatorianos no es tan claro, a pesar de que por ejemplo los detenidos por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio el pasado mes de agosto fueron todos colombianos.
El papel de Colombia
Colombia no es ajena a la situación de Ecuador, que era ejemplo de seguridad en una América Latina turbulenta, pero las cosas comenzaron a empeorar hace años, algo que desde Quito relacionan con la llegada de "delincuentes colombianos", recuerda el profesor de la Facultad de Estudios Internacionales Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario Juan Carlos Ruiz.
Una de las primeras bandas que surgieron en el país, ‘Los Choneros’ -cuya fuga de prisión de su líder, José Adolfo Macías Villamar, alias ‘Fito’, ha sido el detonante de los hechos recientes- surgió, según la información de Insight Crime, como brazo armado de un cartel colombiano. De ‘Los Choneros’ se escindieron otras bandas y ahora hay reportes que apuntan a alianzas con carteles narcotraficantes mexicanos.
Sin embargo, la influencia actual de las bandas colombianas en estos grupos ecuatorianos no es tan claro, a pesar de que por ejemplo los detenidos por el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio el pasado mes de agosto fueron todos colombianos.
El profesor Óscar Palma considera que "las dinámicas que está viviendo Ecuador están entrelazadas, son interdependientes de los hechos que ocurren en Colombia", donde el narcotráfico sigue siendo un problema estructural que alimenta el conflicto armado y la violencia.
"Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína global, con una producción que se ha mantenido en niveles históricamente altos en los últimos años", afirma Palma, quien añade que el país también es el principal exportador de cocaína hacia Estados Unidos y Europa.
Además, Colombia tiene una frontera de más de 700 kilómetros con Ecuador, donde operan grupos armados ilegales como disidencias de las FARC, el ELN y bandas criminales que se disputan el control de las rutas del narcotráfico y de la minería ilegal.
Estos grupos han cometido atentados, secuestros y asesinatos en territorio ecuatoriano, lo que ha generado tensiones diplomáticas y desafíos de seguridad entre ambos países.
El narcotráfico global
Pero el problema del narcotráfico en Ecuador no solo tiene que ver con Colombia, sino con toda la red internacional de tráfico de drogas que involucra desde productores a consumidores.
Según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) de 2020, el mercado mundial de la cocaína sigue expandiéndose, impulsado por el aumento de la producción en Colombia y el crecimiento de la demanda en Europa, Asia y Oceanía.
El informe señala que el tráfico de cocaína por vía marítima sigue siendo el principal método de transporte, y que los contenedores marítimos son el medio más utilizado para ocultar la droga.
En este sentido, Ecuador se ha convertido en un punto estratégico para el envío de cocaína hacia los mercados internacionales, especialmente hacia Europa, donde los precios son más altos que en Estados Unidos.
El puerto de Guayaquil, el más grande y concurrido de Ecuador, ha sido el escenario de numerosos decomisos de cocaína en los últimos años, lo que evidencia el uso de esta infraestructura por parte de las redes de narcotráfico.
Según el informe de la UNODC, en 2019 se incautaron 79 toneladas de cocaína en Ecuador, lo que representa el 6% del total mundial y el segundo mayor volumen en Sudamérica después de Colombia.
El aumento del tráfico de cocaína también ha traído consigo un incremento de la violencia en Ecuador, donde las bandas criminales se disputan el control del territorio, la extorsión, el sicariato y el lavado de activos.
La situación se ha agravado en los últimos días, cuando el crimen organizado ha desafiado al Estado con acciones violentas que han causado alarma y temor en la población.
El presidente Daniel Noboa ha declarado el estado de excepción en varias provincias y ha anunciado medidas para reforzar la seguridad y la cooperación con Colombia y otros países.
Sin embargo, los expertos coinciden en que se requiere una estrategia integral y regional para enfrentar el problema del narcotráfico, que no se resuelve solo con acciones represivas, sino con políticas de desarrollo, prevención, salud y derechos humanos.