El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, se encamina a un segundo mandato con amplia mayoría en el Congreso, lo que genera preocupación por la consolidación de un sistema autoritario.
Nayib Bukele cosechó una victoria aplastante en las elecciones de El Salvador, asegurando su reelección para el período 2024-2029. La jornada electoral estuvo marcada por controversias, incluyendo la ruptura del silencio electoral por parte de Bukele, señalamientos de irregularidades y agresiones contra la prensa.
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Amplia mayoría oficialista:
Bukele y su partido Nuevas Ideas (NI) obtuvieron un 85% de los votos y al menos 58 de los 60 escaños en el Congreso. Esta supermayoría le permitirá al oficialismo elegir magistrados de la Corte Suprema, fiscal general, procurador de Derechos Humanos y otros cargos importantes.
Preocupación por el futuro:
Analistas, críticos y activistas advierten que la reelección de Bukele consolida un sistema de partido hegemónico y fortalece un sistema autoritario en tránsito a una dictadura. Señalan la falta de control sobre el poder ejecutivo y legislativo, la posible reforma constitucional para permitir la reelección indefinida y la supresión de la sociedad civil y la libertad de prensa.
La oposición denunció “irregularidades e ilegalidades” durante el proceso electoral, incluyendo la falta de transparencia en el recuento de votos y la nula transmisión de resultados. Criticaron al Tribunal Supremo Electoral (TSE) por favorecer al partido oficialista.
El futuro de El Salvador bajo la reelección de Bukele genera incertidumbre. La concentración de poder en el oficialismo y la falta de espacios para la oposición son señales preocupantes para la democracia del país.
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