El joven risaraldense coronó su perseverancia en la décima temporada del programa de imitación tras tres intentos fallidos, transformando su estudio minucioso del "Charro de Huentitán" en un homenaje que conmovió a Colombia.
Víctor Manuel Serna, nacido en Pereira el 10 de septiembre de 2002, creció en un ambiente impregnado de las canciones de Vicente Fernández. Desde los cuatro años, conectó con el repertorio del "Charro de Huentitán", especialmente con "Cuando yo quería ser grande". ( Además: Cabal se compromete a reducir el precio de los combustibles )
Esta pieza musical era un puente emocional con su abuelo y la semilla de su sueño: convertirse en cantante profesional. El entorno familiar en Risaralda (Caldas) alimentó su vocación, convirtiendo la música ranchera en su lenguaje natural mucho antes de comprender su impacto futuro.
A los 13 años, en la Institución Educativa María Inmaculada, una profesora lo inscribió en un concurso radial visitante. Aunque sus compañeros inicialmente rechazaban el género, la interpretación de Serna los transformó en coro espontáneo. "Ese instante me dio seguridad", recordaría años después. Este episodio no solo validó su talento, sino que derribó barreras generacionales. Comenzó entonces a estudiar meticulosamente a Fernández: no solo la voz, sino los gestos, la postura y la presencia escénica que definirían su arte.
Tres intentos para conquistar la televisión
El camino a Yo Me Llamo estuvo plagado de obstáculos. Su primer intento fracasó por minoría de edad. En el segundo, no superó las audiciones ante el jurado. Solo en su tercera postulación, animado por el Mariachi Banda Mix Oro y Plata (grupo con el que trabaja en Armenia), logró avanzar. Las advertencias de su madre sobre la exigencia del formato no lo detuvieron. Tras convencer en filtros de Pereira y Bogotá, demostró poseer el trinomio clave: voz, parecido físico y profundidad interpretativa.
Su triunfo en la décima temporada fue la culminación de una disciplina férrea. Serna evitó la caricatura para ofrecer una encarnación emotiva de Fernández, capturando su esencia dramática. El público reconoció este mérito, premiando la coherencia vocal y escénica mantenida semana tras semana. Al recibir el premio, dedicó el logro a su hija y familia: "Gracias Colombia. Aquí está el fruto del esfuerzo y los sueños". La victoria simbolizó cómo el estudio riguroso vence al azar.
Hoy radicado en Armenia (Quindío), Serna alterna presentaciones con su mariachi y nuevas oportunidades surgidas tras el programa. Su mensaje trasciende la música: "No se rindan. Las puertas se cierran, pero hay que seguir luchando". Esta filosofía resume su trayecto: de las humildes tarimas de Anserma al estrellato televisivo. Cada actuación suya perpetúa el legado de Fernández mientras inspira a una generación a perseguir sus ideales con paciencia y rigor.
Fuente informativa:- API