Presidente atribuye decisión de S&P Global Ratings a rechazo de ley de financiamiento; calificación cae a BB con perspectiva negativa por déficit y deuda creciente.
El presidente Gustavo Petro respondió este viernes en su cuenta de X a la rebaja de calificación crediticia de Colombia por parte de Standard & Poor’s. "Eso pasa por no aprobar la ley de financiamiento. Dicho y hecho", escribió. Argumentó que el país y las empresas perdieron oportunidades clave: "Se les rebajaba el impuesto de renta". Su mensaje subraya el costo político del bloqueo legislativo a su iniciativa fiscal, que buscaba ajustar ingresos tributarios ante el creciente desequilibrio macroeconómico. ( Además: Protesta camionera en Caldas por alzas tributarias nacionales )
La calificadora redujo la nota de deuda en moneda extranjera de BB+ a BB, manteniendo perspectiva negativa. Los motivos detallados son:
- Déficit fiscal ascendente: Del 6.1% del PIB en 2024 a un 7.1% proyectado para 2025.
- Deuda neta desbocada: Superará el 64% del PIB entre 2025 y 2028.
- Servicio de deuda asfixiante: Consume más del 15% de los ingresos fiscales.
- Suspensión de regla fiscal: Vacío regulatorio por tres años sin anclaje de gasto. Este diagnóstico refleja deterioro estructural en la capacidad de pago del Estado.
Implicaciones del Grado Especulativo
La categoría BB sitúa a Colombia en nivel "altamente especulativo" según estándares internacionales, lo que encarecerá el financiamiento externo y aumentará la prima de riesgo. La perspectiva negativa advierte posible nueva rebaja si no hay correcciones. El fallo evidencia cómo la polarización política agrava vulnerabilidades económicas: la incapacidad para consensuar reformas tributarias debilita la credibilidad fiscal ante mercados. Petro insiste en que su propuesta –rechazada por el Congreso– habría evitado este desenlace.
El reporte de S&P confirma que los desajustes superan los márgenes de maniobra. Con la deuda escalando y sin mecanismos para contener el gasto (por la suspensión de la regla fiscal), el país enfrenta presiones en reservas y tipo de cambio. La salida exigiría o bien aprobar una reforma tributaria de consenso o aplicar recortes drásticos al presupuesto nacional. Ninguna opción es viable en el corto plazo, lo que profundiza la incertidumbre. La bola está ahora en la cancha del Legislativo.
- La Razón