El club merengue igualó sin goles con la Real Sociedad.
El fútbol puede ser bello sin gol. Lo demostraron Real Madrid y Real Sociedad en un partido de poderío en el Santiago Bernabéu. Un empate a cero por el desacierto de Vinícius en dos manos a mano ante Remiro, la mano firme de Courtois y la resistencia de una Real Sociedad que superó bajas de peso y se agarró con fuerza al fútbol de Kubo para alejar a cinco puntos a los de Carlo Ancelotti del liderato.
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Desafiando a cualquier ley física, lejos del cansancio que se podía esperar en dos equipos cargados de partidos en enero, con eliminatorias coperas de gran desgaste, Real Madrid y Real Sociedad regalaron al espectador un duelo trepidante. De poder a poder pese a las bajas.
Llegaba la Real al Santiago Bernabéu en una racha histórica de triunfos ligueros que tocó a su fin. Mermado por ausencias importantes en el momento de mirar cara a cara a los dos grandes. Se ganó el derecho acompañando de resultados a su buen fútbol. Con la personalidad suficiente para discutir la posesión al Real Madrid en su estadio pero la falta de acierto para generarle dudas.
Cada triunfo llegó con la finura en el remate que le faltó en el coliseo madridista a Sorloth. Con todo para marcar a los seis minutos. Como la desean los nueves puros como él, en un centro lateral de Ahien que no acertó a impactar cuando se había librado del marcaje y tenía a Courtois vencido.
Las remontadas coperas y la firmeza exhibida en San Mamés levantaron de la lona la autoestima del Real Madrid. Aún presente la primera mitad del derbi, a merced del Atlético, no podía permitirse regalar otra parte. Por lo que ningún mérito de la Real afectaría a la idea de un equipo exuberante con la entrada de Ceballos, un pulmón para el centro del campo, y Rodrygo para aumentar la presencia ofensiva del tridente.
Un Real Madrid enérgico respondió desde cada arrancada de Vinícius. Tardó diez minutos en aparecer pero cuando lo hizo nadie fue capaz de ponerle freno. Caño en carrera a Zubeldia y derechazo rozando el palo; cambio de banda para marcharse en velocidad y buscar el pase de la muerte; castigando la espalda a Elustondo. Cada acción de desequilibrio del brasileño era acabada en un disparo de Kroos o un chut centrado de Benzema ante los que respondía Remiro.
En pie siempre, tras su ejercicio de resistencia sin gol del Camp Nou, la Real Sociedad añoró al ausente Silva y al presente Oyarzabal. Con minutos debe regresar la confianza perdida por una grave lesión de un futbolista que, pese a la voluntad, anda lejos de su verdadera identidad. Por lo que tuvo que ser Kubo el que dejase los detalles de calidad cuando Illarramendi dejó el segundo y último aviso. Enganchó un despeje de Kroos con un disparo cruzado cercano al poste.
Desde ahí el Real Madrid exhibió una de sus mejores versiones. Entre recortes y pases con criterio de Ceballos, arrancadas con clase y poderío de Camavinga como lateral zurdo de urgencia. A base de ímpetu y calidad. Con un sello, el del buen fútbol, las combinaciones rápidas, mereciendo el gol en la recta final del primer acto, cuando Vini perdonó lo que no debe solo ante Remiro tras el grave error en fase de salida de Brais.
Y en un arranque eléctrico del segundo. Fue echando atrás a la Real a base de finura en el pase. La que faltó en la definición ante Remiro, el único que puso freno al equipo de Ancelotti. Le sacó con los pies un disparo cruzado de Vinícius, quien volvió a tener la oportunidad de decidir el partido en otro cara a cara con el portero, que parecía vencido pero adivinó la intención del brasileño. El balón picado lo sacó arriba y evitó el triunfo madridista a los 71 minutos.
El mérito de la Real Sociedad radicó en soportar el vendaval e incluso acariciar un trofeo mayor cuando Kubo desequilibró. No cesó de hacerlo. Referente del juego con sus 21 años, desafiando rivales para generar ocasiones que regalar o culminar él mismo. A la hora provocó esa parada clásica salvadora de Courtois. Mano firme abajo al disparo del japonés que demostró las razones por las que el Real Madrid le fichó siendo niño.
Así se despidió el bello intercambio de golpes con la frescura en la entrada de Marco Asensio y Modric para la última clara madridista, ante una Real Sociedad repleta de jóvenes valores que suplieron con orgullo la plaga de bajas. Se asientan en la tercera plaza alimentando el sueño de ‘Champions’ y dejan al Real Madrid, al que su mejor versión no le dio para conquistar el triunfo, a cinco puntos del Barcelona.
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