Mahdy Akil Helbawi, un empresario colombiano, es acusado de ser un colaborador financiero del grupo extremista Hezbolá.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y la Administración de Control de Drogas (DEA) realizaron una investigación conjunta que les permitió identificar a Mahdy Akil Helbawi, un empresario colombiano, como un principal colaborador financiero del grupo extremista Hezbolá.
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Según la acusación, Helbawi y tres miembros de su familia, con base en Colombia, han jugado un papel crucial en la financiación y expansión de las operaciones de Hezbolá en América Latina. Estas operaciones se habrían diseñado cuidadosamente para evadir sanciones y detección.
Helbawi, nacido en Maicao, Colombia, pero de nacionalidad libanesa y ciudadanía colombiana, ha sido vinculado directamente con Amer Mohamed Akil Rada, su padre y presunto líder de Hezbolá. Helbawi es conocido en el submundo del crimen por varios alias como Akil, Mahdi Amer; Aquil, Mahdi Amir, entre otros.
Bajo la dirección de Helbawi, se estableció Zanga SAS, una empresa colombiana dedicada a la industria del carbón. Esta empresa sería un frente para evadir sanciones y facilitar operaciones comerciales que benefician a Hezbolá.
La OFAC ha sancionado tanto a Helbawi como a Zanga SAS, citando su implicación en la provisión de apoyo financiero y otros recursos a Amer y Hezbolá.
Esta acción se produce después de años de sospechas y evidencia acumulada sobre los intentos de Hezbolá de establecer una presencia significativa en Colombia. En 2018, ya se había informado sobre la actividad de la Organización de Seguridad Externa (ESO) de Hezbolá en el país, subrayando sus intentos de financiar y reclutar para el grupo terrorista.
Con las recientes revelaciones y sanciones, el foco ahora se desplaza hacia cómo las autoridades nacionales e internacionales abordarán este complejo entramado de financiación del terrorismo.