Enfrentamientos entre ELN y Clan del Golfo han cortado acceso a alimentos y ayuda.
Al menos 9.000 personas de comunidades negras e indígenas de Colombia pasan hambre por un paro armado entre la guerrilla del ELN y la banda criminal Clan del Golfo.
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El paro ha cortado el acceso a alimentos y ayudas en cinco localidades del departamento del Chocó: Nóvita, Medio San Juan, Litoral del San Juan, Istmina y Sipí.
El obispo de la diócesis de Istmina, monseñor Mario de Jesús Álvarez, ha denunciado la situación asegurando que la gente está "arrinconada" y que no ha podido salir de sus casas por los enfrentamientos entre ambos bandos.
Dijo que el domingo el ELN permitió un corredor humanitario para repartir alimentos, pero que el lunes el Clan del Golfo impidió el avance.
“Pudimos entregar los alimentos y medicinas que trajimos a las comunidades desplazadas en San Miguel, pero río abajo, en la zona de Chambacú, no nos lo permitieron”, agregó.
El Alto Comisionado para la Paz ha exigido que tanto el Clan del Golfo como el ELN permitan de inmediato la libre circulación de personal civil y ayuda humanitaria para las comunidades afectadas.
También ha condenado el asesinato de José Florencio Hurtado a manos del Clan del Golfo el pasado 2 de julio en la comunidad de Chambacú.
El paro armado es una grave crisis humanitaria que afecta a miles de personas en Colombia. Es fundamental que las dos partes lleguen a un alto el fuego y permitan la entrega de alimentos y ayuda a las comunidades afectadas.