Homenaje a una madre ejemplar y su legado.
Graciela Valbuena de Navarrete, cariñosamente conocida como “Mamá Chelito”, fue una mujer campesina, gran trabajadora, excelente esposa y madre. “Mamá trabajó hombro a hombro con mi papá y fruto de su matrimonio tuvieron 11 hijos. Solo ha fallecido la mayor, que era religiosa. Nos sacaron adelante con esfuerzo y esmero, pero ante todo, con un gran ejemplo de principios católicos bien fundamentados en su testimonio de vida”, contó a Gente Activa el padre Román, uno de sus hijos, actualmente sacerdote en la diócesis de Valledupar. ( Además: Soñaba que le cantaba a la gente mis canciones )
En el hogar con su esposo Puno, pensionado de la Planta de Soda y quien falleció a los 68 años, doña Graciela siempre fue una comprometida ama de casa. Le gustaba cantar, declamar y se caracterizaba por su constante alegría. No pasaba día en que no invocara a María Auxiliadora, su santa preferida. “Tuvimos la gracia de que todos sus 10 hijos pudimos despedirnos de ella. A sus 95 años, su salud se complicó y uno a uno pudimos viajar para agradecerle todo lo que hizo por nosotros”, agregó el padre Román.
Despedida y legado espiritual
Las exequias, que se efectuaron el 6 de septiembre a las 2:00 p.m. en la Iglesia parroquial de Cajicá, fueron concelebradas por sus tres hijos sacerdotes: el padre Juan, de la diócesis de Zipaquirá; el padre Román, de la diócesis de Valledupar; y el padre Carlos, de la comunidad Franciscana. Además, participaron varios compañeros sacerdotes y su hija religiosa de la comunidad del Divino Salvador.
Gente Activa, el padre José Enrique y demás familia Muñoz Sánchez se unen en oración de acción de gracias y expresan sus más sentidas condolencias a la familia Navarrete Valbuena por la partida al encuentro con el Señor de tan ejemplar mujer. ¡Paz en la eternidad!
