Fuerzas Militares y comunidades indígenas unen esfuerzos para encontrar a los pequeños sobrevivientes
Han transcurrido 22 días desde el trágico accidente aéreo en las selvas del Guaviare, y la incertidumbre y angustia persisten. Tres personas perdieron la vida en el incidente, pero la atención se centra en cuatro menores de edad que aún se encuentran desaparecidos, con la esperanza de que estén con vida.
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La intensa búsqueda llevada a cabo por las Fuerzas Militares ha abarcado un radio de más de 17 kilómetros en la zona donde se encontró la aeronave, pero hasta el momento no se ha logrado encontrar a Lesly Jacobombaire Mucutuy, Soleiny Jacobombaire Mucutuy, Tien Noriel Ronoque Mucutuy y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, cuatro hermanos de edades comprendidas entre los 13 meses y los 13 años.
En un esfuerzo por brindarles apoyo y facilitar su supervivencia, se han lanzado más de 100 kits de supervivencia en puntos estratégicos de la selva del Guaviare. Estos kits contienen elementos esenciales como agua, alimentos, geles energizantes y encendedores de fuego, que pueden brindarles la energía necesaria para seguir adelante.
La Operación Esperanza continúa en marcha, utilizando imágenes satelitales detalladas para analizar posibles rutas que los hermanos podrían haber tomado después del accidente. Además, los Pueblos Indígenas de Colombia están llevando a cabo rituales espirituales en los que se comunican con la selva y le piden su ayuda en la búsqueda de los niños.
Recientemente, se ha sumado el apoyo de las comunidades indígenas de Araracuara, Buenos Aires, Mitú, Puerto Leguízamo, Florencia y Cauca, con el objetivo de fortalecer las herramientas de búsqueda en colaboración con la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana.
Más de 100 comandos especiales de las Fuerzas Militares se despliegan en la selva, utilizando megáfonos y gritos desesperados para intentar ubicar a los cuatro hermanos desaparecidos. La esperanza de encontrarlos con vida sigue latente en cada rincón de esta ardua búsqueda.
El tiempo apremia, pero el compromiso de no dar descanso a la búsqueda persiste. La solidaridad y el esfuerzo conjunto de las autoridades y las comunidades indígenas son la esperanza para reunir a estos hermanos con sus seres queridos. La selva guarda sus secretos, pero todos unidos confían en encontrar el final feliz que tanto anhelan.