Su hijo Antonio lo llamó “El Roble” ; porque como ese gran árbol, creció fuerte
Antonio Sagbini Polo, mi padre, fue un hombre maravilloso fuera de serie; al que su familia designó como un Superhéroe, por la virtud de su fortaleza; porque su fuerza no consistió nunca en ganar, su fuerza consistió en elegir las batallas y decidir que nunca se rendiría.
Su carácter enérgico, lo desarrolló con la experiencia; recorriendo un camino; con el sufrimiento y tenacidad. No pudo desarrollarlo en la tranquilidad, y la quietud; sino con el tesón de este tauro, emprendedor que fortaleció su alma a través de la dificultad Podríamos afirmar que, por la inexorabilidad de haber vencido los estigmas de la pobreza, la discriminación de ser un hijo de padres ausentes; la carencia de una educación formal, que le generó el hambre y la sed de crecer como un gran autodidacta; se formó a través de un sinnúmero de largas horas de la lectura diaria durante muchos años.
Además de su inquietud por el conocimiento, resaltamos en él: Su Disciplina, su permanente austeridad, su pasión por el trabajo, durante más de setenta años. Periodo durante el cual, nunca se tomó vacaciones y laboró incansablemente cerca de diez u once horas diariamente.
Como un humilde obrero técnico de electrónica; arribó a la provincia de Valledupar cuando aún perteneciera al Magdalena grande, en enero de 1960; con el pasaje prestado de su tierra natal Calamar Bolívar, y una maleta de ensueños y proyectos.
Emprendió una carrera grandiosa que marcarían la diferencia de su tenacidad, perseverancia, empeño y alcance de esos sus sueños hechos realidad.
Su enfoque estaría gobernando con el imperativo de vencer esos obstáculos para correr una carrera de un atleta que se coronó con la gloria de los laureles de sus virtudes; esos laureles, con que se honra a los grandes hombres imprescindibles: los que menciona el poeta Bertolth Brech: los que necesita el mundo para transformarlo, esos que luchan todos los días.
Se perfiló como ese hombre valiente, fuerte, arriesgado, puesto que se enfocó en un propósito afirmado por Gandi; “que Las personas fuertes pueden crear y transformar su destino, sus acontecimientos; mientras que las débiles sufren lo que les impone el destino”.
Su fuerza no residió de su capacidad física; sino que fue generada por una voluntad indomable, que entrenó durante su larga vida, la cual le permitió cristalizar sus logros a través de diferentes facetas:
Como empresario, fue pionero de su empresa Sagbini , con el eslogan más famoso: Radio Sagbini Luz y Sonido, y dijo Dios hágase la luz y llegó Sagbni.
Por lo tanto, su vida fue luz para Valledupar; puesto que Su creatividad desbordante en la publicidad lo llevó a emprender grandes proyectos; el apoyo a los deportes: torneos en el béisbol, futbol y el boxeo como mecenas o padrino de jóvenes deportistas.
Otro proyecto que lo mostrarían como ese ser filántropo, fue su amor por el arte, a través de su mecenazgo con el acordeonero, Andrés “El Turco” Gil, que le donó la idea de una escuela de folclor, y le prestó instalaciones en su empresa, así mismo el amor por la pintura, se expresó apoyando a Miguel Ahumada padre pintor, y a sus hijos como músicos.
De otra parte, destacamos la elaboración de la primera amplificación; la cual elaboró, sin ser ingeniero de electrónico; con el propósito de amplificar el sonido el festival vallenato, de manera gratuita durante muchos años.
En el oficio público, ocupó la curul durante dos periodos ab honoris, o de manera gratuita como concejal de Valledupar, aportando su experiencia a varios proyectos sociales.
Además de lo anterior, destacamos su aporte de liderazgo en la capital del Cesar, con la primera cadena de almacenes de electrodomésticos y eléctricos, no solo en esta localidad; sino en otros municipios del departamento, los cuales aportarían desarrollo al Cesar y la Guajira, imprimiéndole un sello de emprendimiento y transformación.
Como ese ser maravilloso que amó la juventud y el talento también destacamos otro gran proyecto: El Festival Sagbini, en el cual lanzaría al estrellato a jóvenes humildes, que no contaban con apoyos; su gran aporte fue su mecenazgo en el folclor vallenato con este festival: creó los concursos “El baladista del año”, “La voz femenina del vallenato” y “La voz de los niños del vallenato”.
Pero sin lugar a dudas su mayor proyecto personal, fue haber engendrado una gran familia maravillosa: formada por 18 proyectos de vida, los cuales los formó con mucha responsabilidad y compromiso con amor y disciplina: 9 mujeres y 9 hombres, 46 nietos y una docena de biznietos que se constituyeron en su mayor riqueza y orgullo, como él lo expresaba: “Soy el hombre más rico del mundo por haber tenido casi 20 hijos, 18”.
Otras grandes virtudes que podemos destacar de nuestro gran Toño Sagbini, como cariñosamente le llamábamos fue su generosidad y nobleza; hermosa virtud, que lo llevó a darle la mano primeramente a su familia, su madre, hermanos, familia extendida, sus amigos y vulnerables; siempre les abrió las puertas para laborar en sus empresas, de igual modo para continuar capacitándose en sus oficios; también con ayudas humanitarias a los más necesitados que siempre; encontraron las puertas abiertas a todo el que las solicitaba.
En igual sentido, su carácter dulce, manso y calmado, que lo distinguieron con otra gran virtud: La paciencia, para saber esperar.
Por otro lado, reiteramos su perseverancia y su fuerza para vencer los avatares de la vida, una cualidad que lo constituyó en un vencedor; porque su fuerza no vino de ganar.
En este contexto, podríamos afirmar que sus luchas desarrollaron sus puntos fuertes. Cuando optó por vencer sus derrotas que fueron sus desfalcos económicos, la pérdida de su edificio, discoteca, restaurante, bodega, cierre de almacenes y la pérdida de su mayor patrimonio: las tierras, entre ellas la finquita “Mi Delirio”, pero estas dificultades no le hicieron rendirse; esas les forjaron nuevas fuerzas para levantarse como el ave fénix, y conservar su mayor legado, su buen nombre o good will , Sagbini, como el mayor pionero de la provincia de Hernando de Santana.
“Nada tiene más fuerza que la extrema necesidad”; como lo afirmó el gran filoso Eurípides; por tales razones nunca se dejó vencer y trabajo hasta los ochenta y dos años, cuando amilanaron sus fuerzas; pero nunca su creatividad…por eso se enfocó en ese ideario que afirma que el mundo es el gran gimnasio al que llegamos para hacernos fuertes.
Su hijo Antonio lo llamó “El roble”, porque como ese gran árbol, creció fuerte, contra el viento de las dificultades y los obstáculos que le forjaron un carácter de héroe.
Además, fraguó su brillo y valor de carácter, al igual que una piedra preciosa comparada como un diamante que se forma bajo la presión.
Pese a ser un hombre manso, sútil, humilde, amable, sencillo, amante de la naturaleza, la tierra y protector de los animales, atento, acogedor, sumamente inteligente; una de sus mayores grandezas consistió en que pese a que no tuvo academia, y llego a ser un gran empresario, líder político, mecenas o padrino de los jóvenes en los deportes y el arte. Fue un valiente, no tuvo miedo de criar a una enorme familia, y laborar en sus grandes proyectos laborales, su valentía no consistió en la ausencia de miedos; sino en la fuerza para seguir adelante a pesar de los miedos que sufrimos los humanos por la incertidumbre del mañana.
Para terminar reafirmamos que: Antonio Manuel Sagbini Polo, no solo fue un orgullo para nuestra familia, sus hijos debemos continuar brillando con la luz que el irradió, sino también para Valledupar; por tal razón su nombre quedará tatuado en la historia de la humanidad, como ese héroe imprescindible que nunca olvidaremos.
Te amamos, Toño, tenemos la certeza que hoy el creador, te tiene en el seno de Abraham por tu amor por las personas, el trabajo de tu talento, tu honestidad y fuerza y perseverancia.
Licenciada en filosofía y letras.